El acto y la consecuencia de asociarse o asociar reciben el nombre de asociación. Este concepto también se emplea para denominar al grupo de individuos asociados y a la entidad que agrupa a varias personas que comparten un mismo objetivo.
Civil, por su parte, es una noción que puede asociarse a la ciudadanía y a aquello que no pertenece a la órbita del Estado (es decir, que su gestión es particular y no estatal).
Una asociación civil es una organización privada que dispone de personería jurídica y que no tiene afán lucrativo. Estas asociaciones se componen de personas físicas que trabajan en conjunto con un fin social, educativo, cultural o de otro tipo.
La importancia de la asociación civil es incalculable, en cuanto a que representa un medio para que los ciudadanos se involucren en el espacio público y regulen el accionar del gobierno, mientras dan voz a los diversos grupos de personas que son víctimas de la negligencia. No existe mejor forma de crecer como sociedad que acortar la distancia que separa a los dirigentes del pueblo, un esfuerzo que trae, entre muchos otros beneficios, la adquisición de una sabiduría invaluable para evitar la manipulación.
A pesar de que no faltan mensajes a favor de las asociaciones civiles y de los beneficios que pueden aportar a la convivencia en sociedad, no es común que se expongan los muchos desafíos que conlleva su creación, los numerosos y estrictos requisitos que es necesario superar durante la etapa de arranque para evitar que todo el esfuerzo se desvanezca a los pocos meses en un mar de problemas legales.
Y es que para crear y desarrollar una asociación civil no alcanza con el trabajo arduo y el interés de sus integrantes; si el objetivo es construir una organización estable y capaz de perdurar entonces deben cumplir una serie de obligaciones desde el primer día. Los trámites son muchos, así como las oficinas de gobierno a visitar, y a cada paso es necesario tomar cruciales decisiones que, poco a poco, den forma a la estructura final.
No es posible garantizar al cien por ciento el éxito de una asociación civil siguiendo una receta mágica, pero sí existen ciertos consejos que pueden evitarnos dolores de cabeza a futuro. Quizás el punto fundamental sea reunir a la gente adecuada, al grupo de personas que esté dispuesta a entregarse de manera genuina a la búsqueda de los objetivos, sin permitir que los intereses individuales se interpongan y generen fisuras.
A grandes rasgos, podemos decir que los pasos para constituir una asociación civil son los siguientes: decisión del nombre y registro del mismo en el organismo adecuado; definición del objeto social; decisión del tipo de participantes; establecimiento de los órganos de gobierno; designación del representante legal; elaboración de los estatutos y del reglamento interno; definición de las políticas institucionales; elaboración del acta de asamblea.
El modo de constituir una asociación civil varía de acuerdo al país. Por lo general la ley establece ciertas condiciones para su formación y su funcionamiento, como la presentación de sus estatutos ante la administración pública, la existencia de una cantidad mínima de integrantes y el desarrollo de una contabilidad cuyos datos estén disponibles para todos los asociados.
Un ejemplo de este tipo de organización es la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), la cual fue creada en Argentina en el año 2002 con el objetivo de velar por el respeto de la Constitución Nacional.
La Asociación de Bibliotecólogos del Uruguay (ABU) también es una asociación civil, cuya sede se encuentra en la ciudad de Montevideo. Su finalidad es representar, defender y promover los intereses de los bibliotecólogos del país.
Cabe destacar que las asociaciones civiles pueden enmarcarse en el conjunto de las ONG: organizaciones no gubernamentales.