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QUÉ ES :

La genérica inclinación natural, y espontánea atracción, hacia el otro sexo, en libertad de elección, transformada por el conocimiento en amor, comienza un itinerario de maduración y perfección entre hombre y mujer, de lo que culminará en una verdadera unión conyugal.

Los antiguos griegos, al amor entre un hombre y una mujer, le llamaban EROS. Este amor no nace de la voluntad, inteligencia o pensamiento de la persona; es superior a ella tanto en cuanto se impone al ser humano sin su intervención.

Este amor, que siente la persona hacia la otra, y mutuamente entre ambos, no es un final, sino un punto de partida para ambos..

A partir de ahora, ambos, si podrán, y tendrán, que aplicar su voluntad y entendimiento para asumir y desarrollar este amor, dándole cauce pleno en lo humano y en lo espiritual.

Comienza un particular y único (porque es entre “este especifico varón y esta especifica mujer” y no otros) proceso de comunicación entre ambos, siendo ambos diferenciados y complementarios, por ser antropológicamente él y ella.

Este proceso de comunicación por amor mutuo les llevará a la entrega y donación mutua. En la que dos se hacen uno, apareciendo “el nosotros”, culmen de lo que verdaderamente es la unión conyugal.

En esta donación mutua está presente la totalidad del ser personal, no solo por lo corporal y biológico o lo afectivo y sexual sino que ambos se entrelazan en un pacto de aceptación esponsal del uno por el otro.

No es un mero acto formal, este pacto conyugal, que comenzó a tomar forma con los inicios del enamoramiento y que ya queda ejecutado con la formalidad del matrimonio.

Es un proceso de comunicación, dirigido por el amor, que con sucesivos actos de libertad a lo largo de toda la vida, va madurando y conformando ambos cónyuges, el uno para el otro, creando “el nosotros”.

Como fruto del amor de enamoramiento, se puso en marcha un proceso de comunicación y aceptación, dando lugar a un compromiso del amor futuro.

En palabras de Enrique Rojas, comenzaríamos la etapa de enamoramiento diciendo: “Enamorarse es encontrarse a si mismo fuera de si mismo, es querer a alguien en exclusividad y pensar en ella para compartir el futuro”.

Continuaremos con palabras de Javier Vidal-Cuadras: Es el amor enamorado, extremadamente inteligente y perspicaz, que esta centrado en la persona del otro. Cuando se dan estas dos cualidades de amor y enamorado, entones además es dependiente y entregado, y no piensa en la persona amada como un instrumento de su propia satisfacción.

También otro experto en matrimonio, Pedro Juan Viladrich,:en relación a lo que puede llegar a ser la unión conyugal: “llegando a ser una única unidad de vida y por vida”

Y finalmente para tratar de que veamos hasta que cotas puede y debe llegar el amor de la unión conyugal, lo que nos dicen Javier Hervada: “El uno ama al otro no como a sí mismo, sino con el amor de sí mismo a sí mismo”.

 

QUÉ NO ES :

Es mucho más que una mera convivencia. Es mucho más profundo que vivir en comunidad de los que algunos llaman “equilibrios comprometidos y equilibrantes”.

También es muchísimo mas de “vivir junto a mi amor”. No es tampoco una cuestión de cantidades, cualidades o calidades en la donación mutua.

Tampoco es “vivamos juntos a prueba” y el tiempo y la convivencia diaria demostrarán si podemos estar juntos toda la vida.

Si en la Unión Conyugal no se ha partido con anterioridad con un amor limpio hacia la otra persona, sin egoísmos, y si, por el contrario, solo buscando la satisfacción unipersonal, lo que estamos creando, o fomentando, es otra cosa. Ya que no existirá donación total, ni respeto por el otro cónyuge hacia lo indecible.

La unión conyugal comienza a florecer después de “la boda”. Es la unión de dos personas en todos sus aspectos y vivencias. Tanto en lo espiritual como en lo material y concupiscente.

No es el remedio para apaciguar la concupiscencia, no es el desorden del placer por el placer.

La verdadera unión conyugal hace ser dueña de los propios instintos, ante cualquier circunstancia. en la convivencia de ambas personas. Es posible que a veces este actuar no sea fácil, ni cómodo, pero si hacedero por parte de ambos cónyuges, cuando las circunstancias adversas se originen.

La unión conyugal esta reñido con actuaciones de convivencia donde impera en las relaciones de los esposos la descortesía, la malas formas de conducta y educación, vulgaridad, ordinariez…etc…

Cuando se dan aspectos como lo expuesto anteriormente, el amor integral de la verdadera unión conyugal comienza a desgastarse, y termina no existiendo, quizás porque en verdad nunca existió, y desaparece.

Lo que prolifera en esta “desunión conyugal” son las frustraciones. los egoísmos, las mezquinas compensaciones, que se buscan en cada momento, cuando las diferentes concupiscencias se ponen de pie, exigiendo carnaza y placer.

Muchos ejemplos de parejas de matrimonios así lo acreditan, que una vez que dos personas, por amor, pactan unirse en matrimonio, la unión conyugal es todo un proceso. Que a lo largos de la conjunta convivencia, a lo largo de sus vidas, ambos realizan para materializar la espiritualidad y trascendencia que representa el donarse mutuamente. Este proceso se realiza bajo todos los aspectos de esa convivencia, por el amor mutuo que se tienen y pensando en la procreación para crear y desarrollar una nueva familia.

Quien vive de esta forma, con esta altura de miras, tiene la finura y el conocimiento experimental adquirido, para detectar, en su entorno convivencial, cuando encuentras matrimonios donde se detecta con facilidad la existencia de saber vivir una feliz y sana unión conyugal, y cuando no.

Cualquier simulación de lo anterior se apartaría de lo que es una verdadera unión conyugal.