Warning: A non-numeric value encountered in /home/hlx4vi07e37o/public_html/luislozano/wp-content/themes/Divi/functions.php on line 5806
El ecologismo realista y personalista

El ecologismo realista y personalista

Tipos de Realidad y Tipos de Perspectiva

Muchas veces, a veces en las cosas más banales (como un cuento, por ejemplo), dudamos del lugar en el que se encuentra la frontera entre la realidad y el mito, entre lo verdadero y lo fantástico. De vez en cuando pensamos también que cualquier cosa que escapa nuestra percepción sensorial no es real, es decir, que lo que no podemos ver, tocar u oír no forma parte de la realidad. Definir, pues, lo que es la realidad, es una labor difícil, pero sumamente importante al estudiar al amor, al noviazgo o al matrimonio.

El mundo de lo real está compuesto por todo lo que es estudiable, por lo que es comprensible por medio de la razón. Por experiencia, quizá, o simplemente por el estudio que hemos hecho individualmente y que han hecho miles de personas antes de nosotros, sabemos que la realidad está formada por dos modalidades que, aunque son diferentes, tienen el mismo grado de realidad. Ambas son, en otras palabras, igual de reales.

Pareja eco Luis Lozano 2

Pareja eco Luis Lozano 2

Por un lado, está el mundo de las cosas materiales. Éste va desde lo más simple y pequeño, como un átomo o el ADN, pasando por la maravillosa y enorme complejidad de nuestro cuerpo o de los animales y los bosques  hasta llegar a la inmensidad de los planetas y las estrellas. El mundo material incluye también todo el espectro de las invenciones del hombre, desde una silla hasta una computadora.

Por otra parte está la realidad inmaterial. A ella pertenecen esas cosas que a pesar de que no pueden ser vistas, pesadas o medidas y de que son más difíciles de entender, forman parte de la naturaleza espiritual que poseemos como seres humanos. Nuestras intenciones, nuestras ideas, sueños e ilusiones, nuestras mismas acciones…la amistad, los vínculos familiares o los jurídicos y, por supuesto, cualquier expresión del amor, son los componentes de esta otra parte de la realidad. Cualquiera que haya vivido sabrá que todo esto es real; más real, si cabe, que muchas otras cosas que sí podemos ver y tocar.

Pareja eco Luis Lozano 3

Como se dijo al principio, todo lo real es estudiable. Nuestra inteligencia, aunque tenga sus limitaciones, puede ir penetrando y comprendiendo la realidad poco a poco. Gracias a ella podemos verificar nuestro conocimiento, afianzar lo que ya sabemos y rectificar nuestros errores. De este último punto sale por necesidad la observación de que el estudio de la realidad debe ser flexible: muchas veces el camino más corto a la meta es dar unos pasos hacia atrás y volver a comenzar. Uno no puede pretender tener siempre la razón; el error es parte del hombre, y muchas veces el error es una oportunidad idónea para obtener después un mejor avance. Al estudiar la realidad, se debe tener en cuenta que no es algo simple, o sea, que admite muchas perspectivas y que cada una de ellas puede aportar algo significativo y acertado al panorama general. Por lo tanto, la realidad implica interdisciplinariedad al requerir diferentes perspectivas y diferentes niveles de profundidad. Por ejemplo, al estudiar una relación amorosa, pueden intervenir el derecho, la psicología, la sociología, incluso la medicina; y cada una profundizará lo que pueda. El conocimiento de la realidad exige, además de los elementos ya mencionados, profundidad, y para profundizar es necesario amar la realidad, desafiarla, estudiarla con pasión pero también con apertura…implica humildad, sobretodo.

Todo este análisis puede parecer un poco tedioso; demasiadas palabras, muchos términos incomprensibles y complicados…pero es crucial entender que llegar a comprender el significado de la realidad es como haber subido un escalón en nuestro entendimiento de cualquier otra cosa. Si se entiende, por ejemplo, lo que es un ser humano, resulta mucho más fácil estudiar por separado cada uno de sus sistemas o sus órganos; pero si nos enfocáramos en el pulmón sin saber que forma parte de un todo más grande y más complejo, de nada serviría nuestro estudio. Por eso, antes de querer comprender el significado del amor, del noviazgo y del matrimonio, se debe entender al menos un poco mejor la realidad que los engloba.

Como último elemento de este análisis de la realidad, hemos de decir que la realidad de cualquier cosa se localiza fuera de nosotros y que está contenida en cualquier objeto que nosotros estemos estudiando. Poco a poco nos vamos formando en nuestra mente representaciones más o menos adecuadas de esta realidad externa, pero como ya se dijo, la realidad está allí antes de que busquemos entenderla, y está allí, totalmente real, a pesar de que nuestro entendimiento de ella sea erróneo o incompleto.

Fuente:

Alapar México (Puebla)

Página Web:

Noviazgos del Alto Riesgo

 

Educación de los sentimientos

Educación de los sentimientos

EDUCAR es comunicar conocimientos y promover actitudes. Lo primero significa que en toda educación hay una cierta cantidad de enseñanza que se acumula, que se va sumando poco a poco y hace que se vaya conociendo paulatinamente ese algo concreto. Después viene una tarea importantísima: ¿cómo actuar frente a todo ese caudal de conocimientos adquiridos? Son dos etapas sucesivas, pero complementarias.

 

Educar es convertir a alguien en persona más libre e independiente, con más criterio. Ser individuo capaz de pilotar la propia vida con arreglo a unas normas humanísticas. Por eso toda educación positiva humaniza y libera al hombre, llenándolo de amor.

Hay que distinguir por tanto dos facetas en este terreno; por un lado la información y por otro, la formación. Mientras el primero consiste tan solo en la suma de una serie de datos, observaciones y manifestaciones específicas, el segundo va más allá. Trata de ofrecer unas pautas de conducta de acuerdo con una cierta orientación humana, se preocupa que a todo ese saber se le saque el mejor partido, favoreciendo la construcción de un hombre más maduro, más hecho, con más solidez… más humano y más dueño de sí mismo.

Muchos libros sobre educación sexual no son tales, ya que sólo cubren la parcela informativa, pretendiendo ser asépticos en la vertiente formativa. Algo parecido puede suceder cuando ésta se imparte de modo colectivo y termina siendo una especie de clase de anatomía y fisiología a la vez, en donde se relata como se realizan las relaciones sexuales, las distintas técnicas y estilos que existen, pero no hay un fondo moral o ético adecuado. Porque no hay educación sexual neutra.

Es imposible. Es una pieza de museo pedagógica, imposible en su esencia. Habrá unas educaciones más cargadas de orientaciones y otras más ligeras. Unas en la línea de la liberación sexual o apuntando hacia el marxismo, hacia las corrientes del psicoanálisis de Freud o siguiendo las directrices de Jung o de Adler o del conductismo o inspiradas en el humanismo cristiano… pero vacías de criterio no es posible que se den, ya que a eso se le llamaría clase de anatomía o de fisiología o de ginecología, pero en ningún caso educación sexual. Ahí está el matiz diferencial.

Educar es instruir, formar, guiar, sacarlo mejor que hay dentro de una persona; irla puliendo y limando para hacerla más dueña de sí misma. Es provechoso repasar las etimologías. Esta palabra procede de dos derivaciones latinas: e-du-care, que significa ir conduciendo de un sitio a otro; y e-ducere, que quiere decir extraer, sacar hacia fuera loque hay dentro. Una y otra apuntan en la misma dirección.

parejas luis lozano

Educar es aquella operación que se lleva a cabo con alguien y que tiende a la realización más completa de la persona. Esto se produce mediante un progreso gradual y ascendente. Toda educación del tipo que sea necesita tiempo. O dicho de otro modo; es necesari que vaya asimilando paulatinamente todo lo que de palabra y obra ha ido llegando hasta él. Acumulación de contenidos intelectuales, afectivos y técnicos que se aprietan en una síntesis que debe ser realizada por el educador.

Resumiendo: educar es promover el desarrollo de una persona para que alcance un cierto nivel de conocimientos teóricos, que le lleven poco a poco a una actitud práctica que le conduzca a su mayor bien posible. Vemos que consta ésta de una dimensión teórica y de otra práctica . Toda educación es como una labor de orfebrería: labrar a golpe de martillo y de cincel, para sacar del material  con que se cuenta lo mejor.

La educación debe estar presente a todo lo largo de la vida; pero la educación integral tiene su punto de partida en la infancia y en la adolescencia.

¿Cuáles son los principales elementos de la educación?: podemos resumirlos así: el primer lugar el tema específico de que se trate (hay educación física, psicológica, artística, para el tenis, el golf, el inglés, las artes marciales y un larguísimo etcétera); después está la figura del educador que tendrá una enorme trascendencia, la motivación que se ponga en juego, el amor con que se enseñe esa materia y la disciplina que será necesaria para que ésta se vaya consolidando y no sea flor de un día. Enseguida entraremos en cada uno de ellos.

La educación sexual consiste en la consecución de un conocimiento adecuado de lo que es la sexualidad, que va desde su desarrollo hasta la culminación del encuentro físico entre un hombre y una mujer, que apunta hacia la madurez psicológica y la plenitud de la persona, en el marco de lo que debe ser la dignidad humana. Ese conocimiento no descuida ningún aspecto del hombre: va de la anatomía al plano físico, de los aspectos psicológicos a los sociales y culturales, pasando por el terreno espiritual y el entorno en donde ésta se desarrolla o las etapas evolutivas que ésta va a tener. Educación plena, completa, integral. Allí quedan convocados todos sus ingredientes.

La gran tarea del educador es proponer unos fines concretos, haciéndolos sugerentes y atractivos, aunque en un principio sean costosos y se presenten como una cuesta empinada. Todo lo grande del hombre, es hijo del esfuerzo y la renuncia.

El éxito de la educación consiste en proporcionar un conocimiento equilibrado de uno mismo y de la realidad, promoviendo una adecuada jerarquía de valores. La educación sexual fracasa cuando sólo es información técnica y cuando hay un claro desajuste o una falta de armonía en lo que se enseña. No hay verdadero progreso humano si éste no se realiza con un fondo moral.

Por tanto, una buena educación de la sexualidad se dirige a conocer y disponer adecuadamente de la propia vida sexual, siendo capaz de pilotarla hacia el mejor desarrollo personal. Su meta es la integración de estas tendencias en una personalidad cada vez más madura, de modo que todos los impulsos sexuales se encaucen de forma ordenada y enriquecedora.

A los niños hay que iniciarlos a medida que avanza su edad. Son explicaciones sencillas y conformes a su psicología, pero sin falsear la verdad. Sabiendo servirla como algo normal, natural, positivo.

 

parejas luis lozano

Fuente:

Periódico la Tribuna

Página Web:

http://ieip.es/wp-content/uploads/2016/09/educacion-de-los-sentimientos.pdf

 

Los celos: de dónde vienen y cómo afrontarlos

Los celos: de dónde vienen y cómo afrontarlos

Los celos son una de las lacras de la vida de pareja. Muchas veces se argumentan con la falsa creencia de que los celos son muestra de amor hacia el otro. Sin embargo, los celos son uno de los principales problemas de las relaciones hoy en día. Este mito del “amor celoso” entra en conflicto cuando se interponen sentimientos de desconfianza, inseguridad o dependencia.

Los celos: de dónde vienen y cómo afrontarlos

Existen diversos tipos de celos. O, para ser más concretos, diversos orígenes de este problema, distintos inicios de este sentimiento debido a aspectos concretos. Aunque la consecuencia suele ser similar (el temor o la creencia de que la pareja se siente atraída por otra persona), las causas pueden ser dispares.

El celoso posesivo

Este primer caso se presenta en personas que creen que su pareja es de su propiedad. “Es mío” o “es mía” es la típica idea que tienen como base de la relación, por lo que opinan que el otro miembro debe obedecerle, ya que lo contrario sería una muestra de poco respeto.  La dificultad de este tipo de celos es que se basan en creencias muy profundas de la persona, la cual seguramente no creerá que piensa de manera irracional.

Es esencial entender que las personas somos, ante todo, libres y no propiedades de otros, y que el respeto no tiene que ver con la ropa que se lleva puesta o con las amistades que se tienen, sino con tratar al otro como a un individuo igual que tú.

El celoso dependiente

En relación al concepto de pertenencia, la dependencia también es un factor clave en los celos. Sentir que uno se moriría sin el otro y el hecho de necesitarle para vivir son ideas características de este tipo. Para deshacerte de esta dependencia, es importante que te plantees la siguiente pregunta: ¿Qué significa no poder vivir sin el otro? Muchas veces se tiende a expresar de esta manera, derivando toda nuestra existencia del otro miembro de la pareja, creando una excesiva presión sobre la relación.

Acuérdate de tu vida antes de conocer a tu pareja, y recuerda que tienes muchas otras cosas y que la “necesidad” es un concepto demasiado amplio.

El celoso inseguro

Pareja-Los-celos2

Podríamos hablar, en este caso, de una persona con baja autoestima que no se considera al nivel de su pareja, que no está a su altura. Es más, se pregunta cómo es posible que esté con ella y teme constantemente que el otro miembro encuentre a otra persona “mejor”. Estas personas suelen estar al tanto de cualquier relación que tenga su pareja con otra persona, ya sea un amigo o un compañero de trabajo.

Por tanto, lo primero es no boicotear estas relaciones mostrando desconfianza y dañando la relación de pareja. Lo más probable es que la reacción sea un enfado entre vosotros que no hará más que darle razón a tu creencia irracional. Pero también es necesario un cambio en tu opinión acerca de ti mismo. Hay muchas cosas positivas en ti que no eres capaz de apreciar, pero que hay que sacar a relucir. Tu pareja no es tonta, y seguramente esté contigo por muchas y muy buenas razones.

No asumas que cambiar de pareja es tan fácil y que el amor es tan volátil. Si te quiere y está contigo, será por algo.

El celoso desconfiado

La característica principal de este tipo de celos es la suspicacia, la desconfianza hacia todas las personas en general. Los celosos desconfiados creen que no hay que fiarse de los demás, ya que siempre tienen malas intenciones. Son típicos los pensamientos de “todos los hombres van a por lo mismo” o “cualquier signo de buena relación entre dos personas es síntoma de deseo”. Hay que saber distinguir muy bien una relación cordial y una relación íntima, ya que en muchas ocasiones estas personas no conocen la diferencia.

Subyace la idea de que dos personas de distinto sexo no pueden ser amigos, ya que siempre habrá un interés mayor. Esta creencia irracional debe ser erradicada.

Como se puede ver, la clave reside en ser más flexibles a la hora de pensar en el otro y en la relación que tenéis juntos. Tratar de controlar o vigilar al otro sólo añade negatividad a la pareja, con lo que se arraigan los celos y se consume la relación.

Si te sientes identificado con algún tipo de celos, hazte un favor a ti y a tu pareja y acude a un psicólogo para que pueda ayudarte a superarlo.

Fuente:

Alapar México (Puebla)

Página Web:

Home

 

El amor explicado desde un punto de vista científico

El amor explicado desde un punto de vista científico

La ciencia es la mejor manera de entender un fenómeno tan complejo como el misterio del amor.

Se han escrito incontables tratados, poemarios, ensayos, novelas y hasta chistes sobre el amor, pero, a pesar de ser uno de los sentimientos más comunes y populares en el imaginario colectivo, para la gran mayoría de la población el amor sigue siendo un misterio.

Afortunadamente la ciencia lleva años dedicada a intentar explicar la ciencia del amor, es decir, las reacciones químicas que se viven en nuestro cuerpo (que incluso se asemejan a un cóctel de psicotrópicos), concretamente en nuestro cerebro, cuando nos enamoramos, creando sentimientos que se exteriorizan como euforia y placer. Si bien este punto de vista es menos emotivo y cursi que una novela de Paulo Coelho, es mucho más certero y puntual a la hora de profundizar en la explicación detrás del fenómeno amoroso.

La mejor forma de abordar el tema es explicarlo tomando como base las distintas etapas de una relación amorosa arquetípica.

La atracción

Recuerda la primera ocasión que te enamoraste. Es casi seguro que, en ese entonces, sentías un vuelco en tu cabeza cuando tu objeto amatorio se acercaba a ti, y te sentías muy bien cuando veías a la persona que te traía loco, anhelando volver a encontrarla a la brevedad. Esos sentimientos de bienestar se deben a la dopamina, una hormona que te hace sentir bien, aumenta tu frecuencia y presión cardíaca, que mejora tu humor por ser un neurotransmisor asociado con la euforia, que también se libera (en distintas cantidades) con el juego y la adicción a las drogas. En cuanto tu cerebro se da cuenta que se siente bien con la dopamina te exigirá más, por eso te dará una cantidad de la hormona cada que pienses en tu objeto amatorio, y permitirá que tengas una obsesión (que varía de persona a persona) por él. La dopamina es comúnmente llamada “el centro del placer”, ya que regula la motivación y el deseo y hace que repitamos conductas que nos proporcionan beneficios o nos hacen sentir bien.

El cortejo

Cuando por fin te decides a invitar a tu probable pareja a salir por primera vez, es casi un hecho que te comportarás un poco más torpemente, estarás nervioso, sentirás que tu corazón late más rápido y tus manos sudarán más. Eso se debe a que, como si se tratará de una cacería, el cerebro se da cuenta de que está viviendo un momento importante, por eso libera dos sustancias: adrenalina y norepinefrina, que te hará sentir que estás viviendo un momento de tensión, un momento emocionante. Por eso, cuando lo recuerdes, podrías sentir que fue un momento clave en tu vida. Por cierto, la norepinefrina es la sustancia que nos hace sentir enamorados y obsesionados, es, en pocas palabras, la verdadera causante de las “mariposas en el estomago”.

Enamorado

Las mujeres, para sentirse enamoradas, tienen que activar partes de su cerebro relacionadas con la memoria. Por eso, ellas tardan más en enamorarse, porque necesitan más interacción con la otra persona y generar más recuerdos. Por el contrario, los hombres activan zonas del cerebro que responden a los estímulos visuales. Por eso, para nosotros el aspecto físico de la pareja es clave para lograr liberar las sustancia y, por tanto, es más fácil que nos enamoremos.

Si todo ha salido bien, ya eres un adicto, un adicto al amor. El cerebro quiere que lo sigas alimentando con las sustancias que lo hacen sentir bien, por eso, sin que sepas que eres un adicto, buscarás estar cerca de tu objeto amatorio en todo momento, y verás sus caricias y atención como una recompensa que te hace sentir pleno. En este momento no existe una diferencia científica, solo en cuestión de intensidad, entre tú y un adicto a la cocaína. El grado de adicción a la pareja es tan grande que, de acuerdo con las mediciones de la reconocida científica Helen Fisher, es más grande que el impulso sexual natural.

Los científicos creen que todas estás reacciones se desarrollaron como parte del proceso evolutivo, y tienen como fin ayudarnos a criar en pareja a nuestros hijos. Con el paso del tiempo, sobre todo cuando ya vives con tu pareja, la costumbre hará que el cerebro deje de arrojar las sustancias adictivas, pero para entonces, en el mejor de los casos, ya tendrás otros sanos vínculos para estar feliz con tu pareja.

Matrimonio y consentimiento matrimonial

Matrimonio y consentimiento matrimonial

El canon 1057 § 1 del Código de Derecho Canónico establece: “El matrimonio lo produce el consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre personas jurídicamente hábiles, consentimiento que ningún poder humano puede suplir” y el parágrafo 2 añade: “El consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad, por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en alianza irrevocable para constituir el matrimonio”. Por su parte el canon 1055 § 1 señala: “La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados”.  Con estos cánones el derecho de la Iglesia nos recuerda qué es el matrimonio y qué es el consentimiento matrimonial conforme a su naturaleza.

Pero como hemos dicho, hoy muchos cuestionan si realmente el consentimiento y el matrimonio son realidades de origen natural, incluso hay quien ha propuesto el origen cultural de la sexualidad.

Que el matrimonio sea algo concreto hoy parece estar en crisis, más bien se ha convertido en una institución capaz de albergar cualquier tipo de relación entre personas, cualquiera que sea su estructura y su finalidad; mientras que para la Iglesia el matrimonio es el nombre que se le puso a un modo específico de relación entre el hombre y la mujer, que obedece al modo diverso y complementario de sus naturalezas masculina y femenina, es una especie de respuesta natural a las dinámicas del amor sexual, un tipo de unión espiritual obtenible gracias a la diversidad sexual.

Y qué decir del Consentimiento Matrimonial, mientras que en la Iglesia no se tienen dudas respecto de su origen natural y de su íntima relación con la vivencia misma del amor humano, para muchos se ha convertido en un acto de voluntad artificial, vacío, algo sólo y puramente esquelético, formal y legal, un acto aislado de la experiencia biográfica del amor real.

En la Iglesia, el consentimiento matrimonial obedece a la experiencia misma del amor entre un hombre y una mujer, hay una íntima conexión entre la relación de amor y el consentimiento matrimonial, entre amarse y casarse, y entre casarse y amarse, mientras que muchos parecen sostener la completa desarticulación de estas realidades, de tal modo que una cosa es que nos amemos y otra muy distinta que nos casemos, algunos incluso sostienen que no es necesario amarse para casarse ni que requieren casarse para amarse, como si la relación en sí del hombre y la mujer a propósito del amor conyugal no tuviera ninguna relevancia jurídica en la constitución del matrimonio, en el in fieri consideraciones que han llevado a muchos, incluso algunos canonistas a concluir que el amor conyugal, tal y como se presenta en la Constitución Gaudium et spes, es un elemento ajurídico, es decir, de tal carácter que nada afecta a la estructura jurídica del matrimonio. Pero ¿Es así la realidad? ¿es la dimensión jurídica algo diverso de la realidad natural en sí? ¿qué hace que el consentimiento matrimonial sea algo jurídico, y eso es artificial o es natural?

En principio no es difícil estar de acuerdo en que ha de existir alguna relación entre la experiencia natural de amarse y la de casarse, pero el problema es lograr definir que el consentimiento matrimonial es producto de la experiencia amorosa real y natural de un hombre y una mujer, y no que esta experiencia es una realidad meta-jurídica. ¿La consideración del matrimonio y del mismo consentimiento matrimonial como realidades de derecho natural, implica o no que sus componentes sean naturales? Y de ser así ¿cuáles son esos componentes y de dónde vienen?

En definitiva se trata de descubrir la existencia de ciertos elementos naturales, universales, típicos, característicos del amor conyugal, del consentimiento y en definitiva del matrimonio, elementos que nos permiten asegurar su origen natural y que pueden servirnos como criterios para el diagnóstico jurídico diferencial incluso en sede judicial.

Así, hemos de preguntarnos ¿Cualquier modo de amarse o relacionarse es suficiente para casarse, o será preciso amarse de determinado modo y no de cualquier modo, y en su caso cómo es este tipo de amor, qué características tiene y de dónde provienen? ¿cómo se integra esta experiencia del amor real  en el derecho natural al matrimonio y en el consentimiento matrimonial? ¿Qué añade el consentimiento matrimonial eficiente a la simple experiencia de amarse? ¿qué distingue a una pareja de amantes de una pareja de esposos? y esto ¿es algo natural o es artificial?

Por otra parte, si el matrimonio es objeto de un derecho humano fundamental ¿qué relación existirá entre consentimiento y persona? ¿la clave de comprensión del canon 1057 estará en la persona, en nuestro modo de ser y de obrar? ¿Existe un modelo antropológico subyacente a la expresión canónica del consentimiento matrimonial, del C 1057, una visión del hombre que lo antecede, lo explica y fundamenta?

Como podemos ver, hablar del matrimonio como objeto de un derecho natural exige revisar su estructura, esa que define el C. 1055, así como también el proceso que integra el consentimiento matrimonial, ese que según el c 1057 § 1 produce el matrimonio, habremos de referirnos a sus componentes naturales, los que constituyen su ser y que nos permiten distinguirlos de otras realidades, aún de las muy parecidas. Es definir el contenido, el objeto específico del derecho natural y universal al matrimonio y el modo natural de producirlo, es en definitiva aclarar a qué se tiene derecho y cómo se procede a su ejercicio.

Para ello es preciso penetrar la realidad de la persona, del amor conyugal, del consentimiento y del matrimonio, pues todo efecto –el in facto ese del c 1055- ha de estar contenido en su causa-el in fieri del c 1057-, ningún efecto es en realidad resultado de cualquier causa, sino únicamente de aquella que le es proporcionada. ¿Cuál será la causa proporcionada que produce ese matrimonio que Cristo elevó a Sacramento, el Concilio denominó “íntima comunidad de la vida y del amor”, y que el c 1055 define, como “…un consorcio de toda la vida ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole”?