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Lorenzo Servitje, filántropo católico y fundador del grupo Bimbo

Lorenzo Servitje, filántropo católico y fundador del grupo Bimbo

Su empresa es una de lideres del mercado mundial de su sector: comercializa 10.000 productos, tiene 130.000 empleados y 170 plantas en 22 países de tres continentes.

Era 2 de diciembre de 1945. Ese día empezó a trabajar en una pequeña panificadora en la Ciudad de México, en el barrio Santa María Insurgentes, que había fundado Lorenzo Servitje, junto con su hermano Roberto y otros cuatro socios, todos familiares y amigos. Con poco más de 30 empleados, una decena de camiones y cuatro variedades de pan, este hijo de catalanes tenía la ambición de que su SuperPan se comiese en toda la capital. Se quedó corto: su empresa es hoy una de las líderes del mercado mundial de su sector. Quizá suene más por el nombre de la factoría: Bimbo. Una compañía que actualmente tiene 10.000 productos, 100 marcas, 130.000 empleados y 170 plantas en 22 países de tres continentes. Servitje fue el primer guía de esa internacionalización, el líder de Bimbo hasta 1994.

“A los 18 años me puse a trabajar porque mi padre había muerto. Empecé en una panadería del centro, donde también se vendían chocolates, y siempre soñé con crecer en este negocio”, explicó en un foro empresarial en 2013, preguntado por sus primeros pasos. Su progenitor, Juan Servitje, abrió la panadería El Molino en 1928. Lorenzo trabajó en la tienda desde los 16 y tuvo que hacerse cargo dos años después, cuando fallece su padre en 1937. Fue allí donde, en 1944, Jaime Sendra, hermano de su madre Josefina, tras escuchar a Lorenzo hablar de cómo quería expandir el negocio, le preguntó: “¿Qué te parece que pongamos una fábrica de pan de molde?”. Quizá por nostalgia, el Grupo Bimbo compró por 42 millones de pesos las 12 sucursales de El Molino en 2006. Volviendo a 1944, su suegro le vendió a plazos un terreno de 10.000 metros y allí construyeron su panificadora. La mitad del millón de pesos del capital inicial fue recaudado por los socios. El otro 50% fue un préstamo de un banco de España.

Tras fundar la fábrica, se les ocurrió la primera mejora. “Fue que en lugar de envolverlo en papel encerado se hizo en celofán, eso garantizaba que el producto llegara fresco a los hogares”. También recordó dos de los pilares del crecimiento de Bimbo. “Recuerdo que cuando creamos el panqué los números no nos salían y una opción era bajar los ingredientes, pero recibí el sabio consejo de no hacerlo y así fue. Diría que no hay que negociar tampoco con la presentación del producto y publicidad”.

Una publicidad rompedora

Bimbo, con Lorenzo a la cabeza, creció con una inteligente campaña publicitaria. Sus primeros productos fueron lanzados al mercado acompañados de una serie de historietas con las aventuras de la mascota de la compañía, el Osito Bimbo, en los principales diarios de México. También tenían un programa de radio, Revista Radiofónica Bimbo, donde versionaban canciones populares con mensajes publicitarios. En el 50, mandaron a la calle el llamado 38, un vehículo decorado con la imagen de la empresa y lleno de altavoces que promovía sus productos en pequeños pueblos. Para el 1955 ya tenía 700 trabajadores y 140 vehículos y en 1963 se reestructura por primera vez como empresa, creando una estructura corporativa.

Lorenzo, tras ser el primer gerente de la empresa, se convirtió también en primer director y presidente del grupo Bimbo hasta 1981 y después presidente del Consejo de Administración del grupo. Durante estas tres décadas, comandó el crecimiento de la empresa y la conquista del mercado internacional. Si durante los 60 y 70 se dedicó a crear y adquirir marcas como Barcel, Submarinos, Suandy, Carmel o Tortillinas y consolidó su dominio en el mercado mexicano; en los 80 sacó grupo Bimbo a la bolsa mexicana y entraron en el mercado estadounidense. A finales de esta década e inicios de los 90 el grupo abrió plantas en Guatemala, Argentina y Chile.

En 1994 dejó su puesto, que heredó tres años después uno de sus ocho hijos, Daniel Servitje Montull. Lorenzo decidió dedicarse más a cuestiones sociales, algo que le había interesado desde sus inicios. Ya muy temprano, a mediados de los 50, determinó que una parte de las ganancias de Bimbo irían a construir escuelas para infantes de bajos recursos. Fundador también de asociaciones como la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural o el Instituto Mexicano de Estudios Políticos, en 1999 le dieron el premio Tlamatini por sus aportaciones al campo de la educación. Su labor filantrópica siempre estuvo marcada desde sus profundas creencias católicas.

Con todo, su figura tiene momentos polémicos, todos recordados en el perfil que el periodista Salvador Frausto le dedicó en su  libro ‘Los amos de México’. El primero fue cuando, para las elecciones de 2006, donó miles de dólares a la precandidatura de Alberto Cárdenas Jiménez, del partido conservador PAN. Le asustaba la posible llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador, sempiterno candidato de la izquierda a la presidencia  de México. Finalmente ganó el PAN, pero liderado por Felipe Calderón, al que Lorenzo veía demasiado liberal.

Fuertes convicciones religiosas

El otro tuvo que ver con esas fuertes convicciones religiosas y su vinculación al Opus Dei. Era 1997 y aunque hacia ya tres años que había abdicado, canceló un contrato de publicidad con el Canal 40. ¿El motivo? La emisión de un programa que recopilaba las voces de diversos exseminaristas que aseguraban que Marcial Maciel, el fundador de Los Legionarios de Cristo, había abusado de ellos durante su formación eclesiástica. El canal, que no andaba bien de dinero, acabó cerrando. Sobre su vinculación con el Opus Dei, Frausto cuenta que los servicios secretos mexicanos tenían una ficha sobre él en la que le caracterizaban como “un prominente miembro del Opus Dei, al que patrocina con fuertes sumas… Los empresarios de la democracia cristiana tienen cada día mayor número de partidarios. Difunden ampliamente la ideología Social Demócrata Cristiana”.

Su fortuna se estima en 4.200 millones de dólares, siendo uno de los 10 mexicanos más ricos. Además deja tras de sí ocho hijos, 24 nietos y 48 bisnietos. También sus cientos de miles de empleados. Una de sus máximas era que había que cuidar a la plantilla. En su última entrevista, concedida a la revista Expansión en noviembre de 2015, contaba que es “la lealtad, el amor por la camiseta”, había sido el secreto de su éxito, con “el personal es muy cercano de la empresa”, tanto que un vendedor, cuando cambiaron los uniformes, pidió que le hicieran uno. Quería ser enterrado con él. También le preguntan por su opinión sobre México. “No acaba de encontrar su camino, ése es el problema; tiene muchas cualidades, pero no encuentra su camino”, y sentencia, “los políticos… como en todas partes”.

Fuente:

El Español

URL:

https://www.elespanol.com/economia/empresas/20170204/191230886_0.html

El amor explicado desde un punto de vista científico

El amor explicado desde un punto de vista científico

La ciencia es la mejor manera de entender un fenómeno tan complejo como el misterio del amor.

Se han escrito incontables tratados, poemarios, ensayos, novelas y hasta chistes sobre el amor, pero, a pesar de ser uno de los sentimientos más comunes y populares en el imaginario colectivo, para la gran mayoría de la población el amor sigue siendo un misterio.

Afortunadamente la ciencia lleva años dedicada a intentar explicar la ciencia del amor, es decir, las reacciones químicas que se viven en nuestro cuerpo (que incluso se asemejan a un cóctel de psicotrópicos), concretamente en nuestro cerebro, cuando nos enamoramos, creando sentimientos que se exteriorizan como euforia y placer. Si bien este punto de vista es menos emotivo y cursi que una novela de Paulo Coelho, es mucho más certero y puntual a la hora de profundizar en la explicación detrás del fenómeno amoroso.

La mejor forma de abordar el tema es explicarlo tomando como base las distintas etapas de una relación amorosa arquetípica.

La atracción

Recuerda la primera ocasión que te enamoraste. Es casi seguro que, en ese entonces, sentías un vuelco en tu cabeza cuando tu objeto amatorio se acercaba a ti, y te sentías muy bien cuando veías a la persona que te traía loco, anhelando volver a encontrarla a la brevedad. Esos sentimientos de bienestar se deben a la dopamina, una hormona que te hace sentir bien, aumenta tu frecuencia y presión cardíaca, que mejora tu humor por ser un neurotransmisor asociado con la euforia, que también se libera (en distintas cantidades) con el juego y la adicción a las drogas. En cuanto tu cerebro se da cuenta que se siente bien con la dopamina te exigirá más, por eso te dará una cantidad de la hormona cada que pienses en tu objeto amatorio, y permitirá que tengas una obsesión (que varía de persona a persona) por él. La dopamina es comúnmente llamada “el centro del placer”, ya que regula la motivación y el deseo y hace que repitamos conductas que nos proporcionan beneficios o nos hacen sentir bien.

El cortejo

Cuando por fin te decides a invitar a tu probable pareja a salir por primera vez, es casi un hecho que te comportarás un poco más torpemente, estarás nervioso, sentirás que tu corazón late más rápido y tus manos sudarán más. Eso se debe a que, como si se tratará de una cacería, el cerebro se da cuenta de que está viviendo un momento importante, por eso libera dos sustancias: adrenalina y norepinefrina, que te hará sentir que estás viviendo un momento de tensión, un momento emocionante. Por eso, cuando lo recuerdes, podrías sentir que fue un momento clave en tu vida. Por cierto, la norepinefrina es la sustancia que nos hace sentir enamorados y obsesionados, es, en pocas palabras, la verdadera causante de las “mariposas en el estomago”.

Enamorado

Las mujeres, para sentirse enamoradas, tienen que activar partes de su cerebro relacionadas con la memoria. Por eso, ellas tardan más en enamorarse, porque necesitan más interacción con la otra persona y generar más recuerdos. Por el contrario, los hombres activan zonas del cerebro que responden a los estímulos visuales. Por eso, para nosotros el aspecto físico de la pareja es clave para lograr liberar las sustancia y, por tanto, es más fácil que nos enamoremos.

Si todo ha salido bien, ya eres un adicto, un adicto al amor. El cerebro quiere que lo sigas alimentando con las sustancias que lo hacen sentir bien, por eso, sin que sepas que eres un adicto, buscarás estar cerca de tu objeto amatorio en todo momento, y verás sus caricias y atención como una recompensa que te hace sentir pleno. En este momento no existe una diferencia científica, solo en cuestión de intensidad, entre tú y un adicto a la cocaína. El grado de adicción a la pareja es tan grande que, de acuerdo con las mediciones de la reconocida científica Helen Fisher, es más grande que el impulso sexual natural.

Los científicos creen que todas estás reacciones se desarrollaron como parte del proceso evolutivo, y tienen como fin ayudarnos a criar en pareja a nuestros hijos. Con el paso del tiempo, sobre todo cuando ya vives con tu pareja, la costumbre hará que el cerebro deje de arrojar las sustancias adictivas, pero para entonces, en el mejor de los casos, ya tendrás otros sanos vínculos para estar feliz con tu pareja.

Lorenzo Servitje | Creo en Dios, la vida y el matrimonio

Lorenzo Servitje | Creo en Dios, la vida y el matrimonio

Nieto de campesinos catalanes e hijo de inmigrantes, Lorenzo vino al mundo en la Ciudad de México en 1918. Fue cocinero antes que fraile, pues comenzó a trabajar muy pronto, a los 16 años, en la pastelería que su padre abrió en la capital mexicana.

Lorenzo Servitje murió el pasado 3 de febrero del 2017, a los 98 años, y lo hizo dejando un imperio empresarial, Bimbo, con el que dio trabajo a decenas de miles de personas en todo el mundo gracias a las 170 plantas presentes en 22 países de América, Asia y Europa.

Nieto de campesinos catalanes e hijo de un matrimonio de inmigrantes, Josefina Sendra y Juan Servitje, Lorenzo vino al mundo en la Ciudad de México en 1918.

Fue cocinero antes que fraile, pues comenzó a trabajar muy pronto, a los 16 años, en la pastelería ‘El Molino’ que su padre abrió en la capital mexicana. En 1945 se lanzó a la aventura y fundó junto a varios socios “Panificación Bimbo”, empresa dedicada a la fabricación de pan de molde.

Siete décadas después su indiscutible talento como empresario ha hecho posible que sus herederos se vayan a repartir una fortuna valorada en 4.200 millones de dólares. Hasta ahí el aspecto material.

En lo familiar dejó ocho hijos, 24 nietos y 48 bisnietos y un testamento que será recordado como el de un hombre que pasó por la vida siendo algo más que un empresario de éxito. Bajo el título de “En esto creo”, Lorenzo Servitje se despide así de la vida:

“Creo en Dios y en Jesucristo y en sus designios sobre mí y en la realidad del acontecimiento que le ha dado a mi vida sentido y trascendencia así como esperanza y felicidad.

Creo en el reconocimiento y el respeto que se deben a la eminente dignidad como persona que tienen todos los seres humanos.

Creo ser tradicional en muchos aspectos y de vanguardia en muchos otros.

Creo en la vida, el amor de los esposos y en el valor del matrimonio tanto para los hijos como para el resto de mis seres queridos y la sociedad en general, con todo lo que implica de comprensión y entrega.

Creo en el valor de los amigos y de saber que soy escuchado, que cuento con ellos y que necesito de esa amistad que hace más sólida y placentera la vida.

Creo que hay que procurar el bien de quienes trabajan con nosotros y en general con quienes convivimos: vecinos, compañeros en las organizaciones a las que pertenecemos y nuestros conciudadanos.

Creo en la economía de mercado, en la empresa que debe ser no sólo altamente productiva sino también plenamente humana y en el importante papel que tiene en la creación de riqueza, el crecimiento económico y el empleo.

Creo que debemos pugnar por nuestro desarrollo y crecimiento personal continuo con la convicción de quien no avanza retrocede.

Creo en el valor de una vida sencilla y en necesitar pocas cosas.

Creo que todos habemos de tener una tarea o misión que nos apasione y que reclame nuestra entrega por entero.

Creo en la democracia como la mejor forma de organización política de la sociedad y en la necesidad de fortalecerla.

Creo que hay que ser amable y en lo posible sonreír, tener alegría y buen humor.

Creo que no hay que perder nunca la calma ni la serenidad y que es posible en la mayoría de los casos resolver los problemas con ecuanimidad.

Creo, que en general hemos de procurar no hacer grandes disertaciones al hablar, ya que lo bueno breve es mejor.

Creo en el desarrollo del carácter y de la fuerza de voluntad, de ser puntual, de aprovechar el tiempo, del ahorro, de la cortesía, la dedicación al trabajo y adquirir otras buenas costumbres.

Creo en el valor de la cultura y en apreciar lo verdadero y lo bueno y también la belleza en todas sus manifestaciones, como la poesía, la danza y la música.

“Creo que hay que tener una actitud positiva y optimista ante la vida y saberse despedir de ella y que no debemos dar demasiada importancia a nuestros problemas y defectos”

Creo en el respeto y la admiración del universo, de la naturaleza, el sol y las estrellas, los bosques, las selvas, las playas y los mares, las montañas, las nieves, las mañanas, los atardeceres, los animales y las flores.

Creo en la necesidad de tener participación social activa y comprometida y ocuparme no sólo de mis intereses personales sino también de los asuntos públicos y de la política.

Creo en un gobierno que logre la seguridad del país, la eficacia de la justicia, el crecimiento económico y el empleo, la educación de calidad y también la erradicación de la miseria y la reducción de la pobreza y la desigualdad social.

Creo en la posibilidad de conciliar los opuestos y que en su relación el mayor y menor, el primero debe hacer sólo lo necesario y el segundo lo más posible.

Creo, finalmente, que hay que tener una actitud positiva y optimista ante la vida y saberse despedir de ella y que no debemos dar demasiada importancia a nuestros problemas y defectos”.

Qué hago si mi media naranja es toronja? | Dra. Evelyn Prado De Amaya y Dr. Jesús Amaya Guerra

Qué hago si mi media naranja es toronja? | Dra. Evelyn Prado De Amaya y Dr. Jesús Amaya Guerra

Libro del Mes  |   Marzo 2017

Un amor fincado solamente en la pasión pronto se apaga, a medida que el polvo de las decepciones va mermando la relación y la intimidad de la pareja.

Me estoy leyendo este libro porque me llamaron la atención algunas conclusiones entresacadas de él que me habían llegado por distintos medios. Y no me ha decepcionado, todo lo contrario: sin ser un libro de descubrimientos deslumbrantes, sí es muy afinado y didáctico en sus disquisiciones sobre las diferencias entre hombres y mujeres a la luz de la neurociencia.

Hombres y mujeres llevamos más de diez mil años viviendo juntos y todavía ignoramos los motivos de las divergencias entre uno y otro sexo, lo cual genera no pocos conflictos que muchas veces se resuelven en ruptura. Perdón por el oxímoron.

No se trata de pretender llegar a ser iguales, sino de ser más felices sabiendo por qué somos distintos y actuando en consecuencia. Creo que regalaría este libro a quienes estén pasando por una crisis conyugal o de pareja, a aquellos que vayan a iniciar una relación sentimental o, simplemente, a aquellos que quieran ahorrarse disgustos con sus parejas. Con oportuno sentido del humor y sin desbarrar en enfoques machistas ni feministas -ya digo, todo tamizado por una amena aplicación de la neurociencia- se dan respuestas a preguntas tópicas y típicas de las relaciones entre los dos sexos:

¿Por qué mi marido habla sólo en monosílabos?¿Por qué mi mujer no perdona y mucho menos olvida? ¿Por qué las mujeres sólo piensan en el amor? ¿Por qué los hombres sólo piensan en el sexo? ¿Por qué los hombres son tan lentos y las mujeres tan desesperadas? ¿Por qué los hombres son tan desidiosos y las mujeres tan obsesivas?

Nuestra labor como familiólogos es ayudar a los matrimonios, familias, parejas y personas a discernir puntos de vista; a valorar cada situación y ponerlas en su exacto contexto. Ayudarlos a identificar esos pequeños detalles que marcan la diferencia entre un matrimonio para toda la vida y uno de 3 meses.

Cada reacción femenina y/o masculina tiene generalmente un ¿Por qué y para qué?, y eso es precisamente en lo que deberemos contribuir como futuros familiólogos, en identificar esos porqués y buscar soluciones en los que ninguno de los dos pierda y todos salgan ganando. En los que encontrando la solución al problema encontremos un ganar, ganar, en el que ceder y perder algunas batallas no signifique perder la guerra, sino por el contrario ganar confianza, amor y respeto.

Esa es nuestra labor, “Edificar al matrimonio, para Edificar a la sociedad”.

Autor

Dr. Jesús Amaya Prado
Licenciatura en Ciencias de la Educación con acentuación en Educación Especial en la UdeM.
Especialización en Kinesiología y Disfunción Cerebral en el Centro de Investigaciones Biopedagógicas en la Cd. de México.
Maestría en Desarrollo Organizacional en la UdeM.
Maestría en Psicopedagogía Clinica en España.
Doctorado (Ph.D.) en Curriculum y Aprendizaje con la acentuación en Tecnología Educativa y Sistemas Cognitivos en la Universidad Norte de Texas.
Estudios de Postdoctorado (1 año) en el área de Brain Research en el Programa de Velma Schmidt de la Universidad Norte de Texas.

Dra. Evelyn Prado Maillard

Licenciatura en Psicología con acentuación en educativa (Universidad de Monterrey)
Certificación en educación primaria, en educación bilingüe e ESL (inglés como segundo idioma) por el estado de Texas en los Estados Unidos
Maestría en Desarrollo Organizacional (Universidad de Monterrey)
Maestría en Psicopedagogía Clínica en España
Doctorado (Ph.D.) en Psychology Counseling (Kensington University)

 

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Club de Vinos Febrero 2017

Club de Vinos Febrero 2017

Me vais a permitir que en esta ocasión comparta con vosotros un articulo muy interesante de Ricardo Sanchoyarto autor del blog ” Aprender de vino ” acerca del envejecimiento del vino . Espero que lo disfrutéis . ” En muchas ocasiones nos enfrentamos a la decisión de en que momento de la vida de un vino vamos a consumirlo. La inmensa mayoría de los vinos se consumen jóvenes, en la fase inicial de su vida, ya que se han elaborado con esa intención y la pregunta por tanto es innecesaria. Estos vinos básicos evolucionan muy rápidamente de frescos a pasado su momento ideal de consumo. Este hecho hace que la afirmación tantas veces repetida de que todos los vinos mejoran con la edad, no refleje una realidad. En otras ocasiones, las menos, los vinos se elaboran con vocación de guarda, es decir con intención de que puedan evolucionar y envejecer en botella, entonces la pregunta puede y debe ser pertinente. Algunos de estos vinos de alta calidad no están en el momento óptimo de consumo cuando salen al mercado y mejorarán tras un periodo en botella. El tiempo necesario para que un vino de este tipo esté en sus mejores condiciones de consumo es muy variable y depende de múltiples factores. Los factores más importantes son la variedad o variedades utilizadas en su elaboración, el clima en el que se han desarrollado las uvas, las condiciones anuales específicas del ciclo vegetativo en el viñedo, el estilo de vino producido y las prácticas enológicas utilizadas en su elaboración. Pese a todas las indicaciones que podamos encontrar en las contraetiquetas o diferentes gráficos elaborados para estilos o zonas geográficas concretas, no existe un criterio universal para aplicar respecto al envejecimiento y momento óptimo de consumo de los vinos. Sólo la repetida comprobación del estado de diferentes botellas de la misma añada a lo largo del tiempo, establecerá en que momento de evolución está un determinado vino. Por supuesto que esta técnica de comprobación se ve influenciada por múltiples variables como las condiciones de almacenaje o el tamaño y el estado de evolución de cada botella en particular, pero teniendo en cuenta esas variables debemos confiar en la regla anterior. Dado que esta regla impone que seamos nosotros como consumidores los que decidamos sobre la evolución del vino tenemos que aceptar que nuestros gustos marcarán que momento de maduración es el que a nosotros más nos apetece para beber ese vino.
  Las modas han llevado en los últimos años a que los grandes vinos se consuman, como si de vinos básicos se tratara, en sus fases iniciales de vida. Aceptando que cada uno se bebe su vino cuando le da la gana, faltaría más, debemos añadir que es una verdadera lástima que productos elaborados para que con el tiempo alcancen complejidad y equilibrio se consuman cuando no tienen ni lo uno ni lo otro. Este hecho que cualquiera entiende y aplica en muchos otros campos de la comida y la bebida no parece que goce de la misma aceptación entre los consumidores de vino de calidad. Podemos dejar para otra ocasión la discusión sobre este hecho, que no parece importar a una buena parte de los elaboradores, distribuidores y prescriptores, e intentar aportar un poco de luz sobre el proceso de maduración en los vinos y dejar que los consumidores informados puedan tomar sus propias decisiones. La maduración del vino en botella, diferente a la maduración que se da durante la fase de crianza en madera, es el proceso que tiene lugar una vez que el vino ha sido embotellado. Esta fase se caracteriza por ser anaeróbica, es decir tiene lugar en ausencia de oxígeno. Exactamente más que ausencia total de oxígeno lo que tenemos es un pequeño aporte, a través del cierre de la botella, ya que la ausencia total llevaría al desarrollo de olores de reducción.

Esta maduración en botella está influida básicamente por las reacciones químicas entre los elementos constitutivos del vino, principalmente alcohol, ácidos y agua. Los alcoholes y ácidos forman ésteres que a su vez el agua descompone en alcoholes y ácidos, que reactúan formando más ésteres y así sucesivamente. Estos cambios no pueden percibirse con la misma facilidad que los que se llevan a cabo en otros de los elementos claves del vino, los componentes fenólicos. Este grupo está formado por una suma compleja de componentes, que son de especial significancia para las cualidades de los vinos tintos. Destacan por su importancia los antocianos, responsables del color, y los taninos, responsables de la estructura del vino. Los fenoles también son importantes en los vinos blancos pero en ellos se encuentran en menor cantidad y a menores concentraciones.

Durante este proceso de maduración cambia el color del vino. Los vinos tintos que en su juventud pueden mostrar ribetes púrpuras, comienzan a ser más granates mientras avanzan en edad para poder llegar incluso a mostrar colores que nos recuerdan al ladrillo o al naranja cuando llegan a su madurez. La estructura tánica, que soporta el vino, se modificará a la vez que lo hace el color. Los vinos tintos jóvenes poseen en su estructura numerosas partículas sueltas de taninos que juntas ofrecen una gran superficie de contacto con la boca, especialmente con la saliva. Cuando esos numerosos taninos reaccionan a la saliva percibimos la astringencia, que es una sensación secante en boca.

 

 

En la maduración del vino en botella, tanto los antocianos como los taninos tiende a reaccionar con otras sustancias y entre ellos. Estas interacciones llevan a que polimericen, o lo que es lo mismo, a que se unan entre ellos formando cadenas cada vez más largas de estos compuestos. Estas largas cadenas, al estar formadas por uniones de partículas sueltas, presentan menor superficie de reacción cuando entran en contacto con la boca, por lo que se reduce la percepción de astringencia y aumenta la sensación de suavidad del vino. Con el paso del tiempo, estas cadenas son más y más largas hasta que por su gran tamaño se hacen insolubles y terminan precipitando en el vino, en forma de sólidos perceptibles que se depositan en el fondo de la botella. Mediante este proceso se produce una reducción de ambos elementos, taninos y pigmentos azules, que explican la disminución de la intensidad del color en el vino, los cambios en los ribetes de púrpura a rojo o incluso naranja y los sedimentos con color que se aprecian en los vinos tintos maduros.

Por su parte los vinos blancos, como ya apuntamos anteriormente, contienen diferentes componentes fenólicos así como diferentes cantidades en aquellos que comparten con los tintos, que se oxidarán con el paso del tiempo dando lugar a un ligero oscurecimiento del color durante la maduración.

 

 

El proceso de maduración también afecta de manera importante al perfil aromático del vino. Los diversos elementos químicos que componen este perfil aromático interaccionarán, unos con otros, para crear nuevos componentes. Los intensos aromas frutales que encontramos en los vinos jóvenes pueden evolucionar hacia un bouquet mucho más complejo revelando nuevas y excitantes facetas aromáticas. Los vinos tintos maduros muestran habitualmente notas de trufa, cuero, tabaco, caza y sotobosque, mientras que los blancos suelen desarrollar aromas de frutos secos, hierbas secas y notas amieladas. En ambos tipos de vinos los aromas frutales primarios serán menos perceptibles durante la maduración.

En este proceso de evolución del vino llegará un momento en el que habrá pasado su mejor momento de consumo. Un momento en el que su complejidad haya llegado a un punto en el que comience a reducirse en vez de aumentar. Habrá pasado entonces su mejor momento de disfrute, aunque eso no signifique que deba descartarse su consumo. En el caso de los vinos blancos podemos apreciar este momento porque aparecerán aromas de manzanas magulladas y un sabor metálico en el posgusto. El vino también podrá presentar un cuerpo muy ligero y color apagado o un sabor predominantemente ácido, casi con aroma a vinagre. En el caso de los vinos tintos se apreciará unos ribetes amarronados en un vino delgado, una ausencia total de aromas frutales y un sabor magro, amargo y ácido.

 

 

Hay que apuntar en última instancia que el consumo de vinos de alta calidad que se encuentran en momentos más avanzados de su maduración requiere acercarse a ellos con las ideas claras de lo que van a ofrecernos, para evitar decepciones. Los perfiles visuales, aromáticos y gustativos habrán evolucionado, llevando al vino a un nivel diferente al que mostraba en su juventud. En ocasiones estos vinos pueden parecer más difíciles porque son menos directos pero si se encuentran en su momento óptimo de consumo serán más complejos, más equilibrados y seguramente más expresivos del carácter de su origen.”

Como siempre, salud y buenos vinos !

 

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