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La arqueología mexicana, una historia de siglos

La arqueología mexicana, una historia de siglos

La historia de la arqueología en México se remonta al siglo XVI cuando a su llegada a Mesoamérica, los españoles y europeos quedaron impresionados con el mundo tan diferente al suyo que encontraron y tuvieron el interés por conocerlo y documentarlo:

“Estaban los cronistas militares y civiles, así como los frailes, quienes proporcionaron una rica información sin la cual, quizás, no se podría entender muchos de los aspectos del pasado. La riqueza de los códices prehispánicos, relatos coloniales, lienzos y mapas, es información que les permitió conocerlo y empezar a investigarlo”.

Así lo relató el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al participar en el curso superior “La visión antropológica e histórica de México. Homenaje a Rodolfo Stavenhagen”, organizado por la Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas (AMCA), en honor al sociólogo fallecido el 5 de noviembre pasado.

Autor entre otros libros de Breve historia de la arqueología en México (SRE, 1992); “Historia de la Arqueología en México II. La arqueología y la Ilustración (1750-1810)”, publicado en 2002 en la revista Arqueología Mexicana; y Arqueología del México Antiguo (Jaca Boks-INAH, 2010), hizo el recuento de esa disciplina que ha sido su profesión desde hace décadas. Se recordará que entre sus proyectos más destacados está el de las excavaciones en el Templo Mayor en el corazón de la Ciudad de México, de las cuales fue responsable, entre 1978 y 1982, además de haber investigado en la Zona Arqueológica de Teotihuacán.

En su recuento, el académico señaló que fue en los siglos XVII y XVIII cuando ya propiamente, la arqueología comenzó a encontrar vestigios de lo que se había documentado. Destacó que al rey Carlos III de Borbón le interesó esta disciplina, e incluso siendo rey de Nápoles y Sicilia, ordenó las excavaciones de las ciudades de Pompeya y Herculano.

Luego, al asumir el trono español, dio indicaciones para investigar el pasado y los vestigios históricos de las colonias españolas. Así, el militar y naturalista Antonio de Ulloa, creó el Real Gabinete de Historia Natural, para agrupar antigüedades, fósiles minerales, animales y monumentos arqueológicos.

Señaló como un momento especial el año de 1700 cuando se dio a conocer el hallazgo de las ruinas de El Tajín y los trabajos realizados por José Antonio Alzate en Xochicalco, titulados Descripción de las antigüedades de Xochicalco.

Otro acontecimiento, sin duda relevante, fue el descubrimiento de la impresionante escultura de la diosa Coatlicue, que anteriormente –precisó– fue llamada Teayoamiqui. Éste se realizó el 13 de agosto de 1790, en las excavaciones de la Plaza Mayor de la Ciudad de México, ordenadas por el virrey Juan Vicente Güemes Pacheco y de Padilla, segundo conde Revillagigedo.

El mismo año, pero el 17 de diciembre, se encontró la Piedra del Sol y posteriormente la Piedra de Tizoc. Hay que mencionar que en el lujoso y bellamente ilustrado volumen Escultura monumental mexica, que Matos publicó con su colega Leonardo López Lujan, da cuenta detalladamente del momento del hallazgo de las piedras mencionadas, con documentos históricos y crónicas, así como de su descripción y se acompaña de fotografías.

Matos refirió también la arqueología del siglo XX en la cual tuvo relevante papel Leopoldo Batres, “un capitán lancero del ejército de Benito Juárez dedicado a la arqueología”. Trabajó en varios lugares, pero Teotihuacán es uno de los más emblemáticos, pues reconstruyó (para bien o para mal, según la perspectiva histórica, académica, conservacionista o el fin con que se mire ahora en el siglo XXI) la Pirámide del Sol.

El arqueólogo señaló que hizó además uno de los primeros museos de sitio:

“A él se le debe la instauración de la inspección de monumentos, con lo que se busca vigilar todo lo relativo a excavaciones arqueológicas, a la protección de monumentos, entre otras tareas.”

Más tarde vendría la creación de la Escuela Internacional de Arqueología Etnología Americana a la cual se incorporaron además de la arqueología, disciplinas lingüísticas y etnografía, entre otras, y egresaron personajes como Manuel Gamio y Franz Boas.

Recordó también que en 1825 en el primer gobierno independiente, por decreto presidencial de Guadalupe Victoria, se creó en la calle de Moneda en el Centro Histórico el Museo Nacional, antecedente del Museo Nacional de Antropología construido por Pedro Ramírez Vázquez en 1964 en el Bosque de Chapultepec, el cual fue declarado monumento nacional y sigue considerándose un hito en la historia de los museos hasta la actualidad.

Cuando apareció Arqueología el México antiguo, López Lujan destacó que se trata de una “obra erudita… digna sucesora de la Historia de la arqueología en México”, de Ignacio Bernal, publicada en 1979.

Los 8 características del liderazgo humanista en las organizaciones

Los 8 características del liderazgo humanista en las organizaciones

 Necesitamos líderes abiertos y humanistas, que desmonten el divismo machista de los iconos del Management, sobrados de visión bélica y astucia competitiva. El artículo bosqueja ocho rasgos de ese nuevo liderazgo.
  1. Subsidiariedad:

Interviene sólo cuando hace falta porque es capaz de contribuir al despliegue de un sistema que funciona con autonomía, y que no depende tanto de él/ella. Parece a veces que no está, e incluso puede ser cuestionado por eso; pero su rol no es otro que facilitar un entorno de gestión colaborativo, donde la gente se sienta co-responsable de lo que hace; basado en motivaciones intrínsecas y no en llamadas desde el despacho del jefe.

  1. Coherencia:

Ser predecible no es tan malo como cuentan en creatividad, porque es bonito, claro que es bonito, que de uno/a digan: “oye, sé lo que puedo esperar de ti”. Pero mientras algunos (como yo) llamamos a eso “coherencia”, otros lo interpretan como “rigidez”, usando la excusa de la flexibilidad para renegar de cualquier gestión por principios.

En cualquier caso, el líder humanista no es un fanático. Si cambia el escenario, y resulta que no queda más remedio que contradecirse (a pesar de todo, eso ocurre); entonces lo explica bien, con argumentos que se entienden, y sin trampas. En definitiva: “Haz lo que digo, porque lo hago”.

  1. Sensibilidad:

La virtud está en los detalles, que es donde un líder se pone a prueba. Empatía, sensibilidad, calidez y humanidad son atributos que le pediría, empezando por esta pregunta que dice mucho de cualquier persona: ¿Cómo trata al eslabón más débil? También observaría otras cuestiones, por ejemplo: ¿jerarquiza en exceso su agenda? ¿tiene la generosidad de separar la forma del contenido? ¿escucha fuentes alternativas, de gente que está a pié de calle? ¿escucha de verdad, o hace el paripé de que escucha?

Esta sensibilidad es paradójica, y puede interpretarse por algunos como debilidad, al moverse por territorios hostiles (“los mercados”) donde se adiestra al líder para mantener distancia y ser suficientemente frío en la toma de decisiones duras. Nadie dice que este equilibrio sea fácil, pero el líder humanista juega con una baza a su favor: al poner siempre en el centro a las personas, sabe a qué atenerse en última instancia.

  1. El mérito como fuente de autoridad:

Entiende que “poder” no es lo mismo que “autoridad”, así que procura cultivar una autoridad legítima, que se base en la confianza y en la transparencia. Se le respeta porque en su itinerario vital consta haber tomado más buenas decisiones que malas. Los hechos hablan por el/ella, en lugar de las palabras.

Pero aquí de nuevo corre el riesgo de ser tachado de “débil”, porque la sociedad está demasiado acostumbrada a un poder-que-ladra, que alardea de sus prerrogativas, y que apela a unos “derechos” que son más fáciles de documentar que los méritos.

El líder humanista no se siente cómodo en entornos donde las fuentes de poder se basan en la coerción, el mandato o el dedazo

  1. Valentía para navegar contra corriente:

La gente cobarde, calcúlalo-todo, no es líder, ni es nada que se le parezca. El que gestiona a base de estudios de mercado, o lanzando globos-sonda para ver cómo reacciona el personal, no va a hacer cosas diferentes, ni va a transformar nada. El líder humanista siente miedo, como cualquiera, pero sabe gestionarlo porque la armonía que encuentra entre pensar, decir y hacer, le aporta un extra de energía que a otros les falta.

Es gente que escucha, pero que otorga prioridad a sus propias convicciones, por las que se guía mientras no le convenzan de lo contrario

  1. Optimizadores de la diversidad:

Ésta es otra de las habilidades que yo destacaría más. Las líderes humanistas entienden las zonas grises, que nadie es perfecto, ni horroroso; y que todo el mundo tiene cosas que aportar. Saben gestionar la diferencia, y valorizar lo mejor de cada talento. Howard Gardner habló de las “inteligencias múltiples”, y ésta es probablemente la teoría que mejor empaque metodológico aporta a este rasgo del directivo humanista.

Su desafío está en conseguir cosas significativas con el material que tienen, en lugar de quejarse de lo que le falta

  1. Generosidad, y… carisma en su justa medida:

El nuevo liderazgo mira con desconfianza al “chupa-cámaras”, al careto tan seductor que ciega las entendederas, y anula la capacidad de pensar de los demás. Vale, el carisma está bien, ayuda e inspira, pero esto no va de colonizar revistas en plan Steve Jobs, sino de que mucha gente se reparta las portadas, que las medallas se socialicen, y que cada uno/a sea atribuido/a con la cuota de reconocimiento que merece.

Los excesos de personalismos dan repelús, y son una tomadura de pelo a la condición humana que es esencialmente social

  1. El fin no justifica los medios:

Esto es importante, muy importante. Un canalla despótico que consigue arrastrar a su organización al top de su mercado para algunos será un líder, pero para mí no. Habrá que ver cómo lo ha conseguido, qué hay detrás de la historia oficial, y si el coste pagado (socialmente hablando) para llegar allí no ha sido excesivo.

Sé que estos rasgos pueden parecer ridículamente “buenistas” para algunos. También que este perfil entra en conflicto con el escenario ferozmente competitivo en el que vivimos hoy, y que quizás prima otros atributos. Pero no quiero que se vea como algo binario, ni como una carta a los Reyes Magos.

Creo en líderes así, porque conozco a personas que se mueven según estos referentes y que gracias a eso forman equipos eficaces. En ese menú de virtudes también caben debilidades. Lo que yo veo como positivo, otros pueden percibirlo como un hándicap. En algunos casos nos movemos en equilibrios inestables de difícil gestión.

Pero de eso se trata, de despertar el imaginario y reflexionar sobre un nuevo liderazgo más abierto, participativo y humanista, que desmonte el divismo machista y egocéntrico con que nos siguen presentando a los líderes las revistas de Management.

¿Qué es la seguridad social?

¿Qué es la seguridad social?

La seguridad social es un conjunto de medidas que la sociedad proporciona a sus integrantes con la finalidad de evitar desequilibrios económicos y sociales que, de no resolverse, significarían la reducción o la pérdida de los ingresos a causa de contingencias como la enfermedad, los accidentes, la maternidad o el desempleo, entre otras.

La forma más común de identificar la seguridad social es mediante las prestaciones y la asistencia médica, sin embargo, esas son solo algunas de las formas en las que se presenta en la vida cotidiana. En los hechos, la seguridad social también se encuentra en los actos solidarios e inclusivos de las personas hacia los demás, pues esos actos llevan en sí mismos la búsqueda del bienestar social.

En la actualidad, existe un consenso internacional respecto a la consideración de la seguridad social como un derecho humano inalienable, producto de casi un siglo del trabajo mancomunado de organismos internacionales relevantes, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), e instituciones supranacionales, como la Asociación Internacional de Seguridad Social (AISS), la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS) y la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS).

Por último, cabe señalar que la seguridad social es mencionada como un derecho en la Declaración Universal de Derechos Humanos, donde claramente se expresa:

Artículo 22

Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Educación de los sentimientos

Educación de los sentimientos

EDUCAR es comunicar conocimientos y promover actitudes. Lo primero significa que en toda educación hay una cierta cantidad de enseñanza que se acumula, que se va sumando poco a poco y hace que se vaya conociendo paulatinamente ese algo concreto. Después viene una tarea importantísima: ¿cómo actuar frente a todo ese caudal de conocimientos adquiridos? Son dos etapas sucesivas, pero complementarias.

 

Educar es convertir a alguien en persona más libre e independiente, con más criterio. Ser individuo capaz de pilotar la propia vida con arreglo a unas normas humanísticas. Por eso toda educación positiva humaniza y libera al hombre, llenándolo de amor.

Hay que distinguir por tanto dos facetas en este terreno; por un lado la información y por otro, la formación. Mientras el primero consiste tan solo en la suma de una serie de datos, observaciones y manifestaciones específicas, el segundo va más allá. Trata de ofrecer unas pautas de conducta de acuerdo con una cierta orientación humana, se preocupa que a todo ese saber se le saque el mejor partido, favoreciendo la construcción de un hombre más maduro, más hecho, con más solidez… más humano y más dueño de sí mismo.

Muchos libros sobre educación sexual no son tales, ya que sólo cubren la parcela informativa, pretendiendo ser asépticos en la vertiente formativa. Algo parecido puede suceder cuando ésta se imparte de modo colectivo y termina siendo una especie de clase de anatomía y fisiología a la vez, en donde se relata como se realizan las relaciones sexuales, las distintas técnicas y estilos que existen, pero no hay un fondo moral o ético adecuado. Porque no hay educación sexual neutra.

Es imposible. Es una pieza de museo pedagógica, imposible en su esencia. Habrá unas educaciones más cargadas de orientaciones y otras más ligeras. Unas en la línea de la liberación sexual o apuntando hacia el marxismo, hacia las corrientes del psicoanálisis de Freud o siguiendo las directrices de Jung o de Adler o del conductismo o inspiradas en el humanismo cristiano… pero vacías de criterio no es posible que se den, ya que a eso se le llamaría clase de anatomía o de fisiología o de ginecología, pero en ningún caso educación sexual. Ahí está el matiz diferencial.

Educar es instruir, formar, guiar, sacarlo mejor que hay dentro de una persona; irla puliendo y limando para hacerla más dueña de sí misma. Es provechoso repasar las etimologías. Esta palabra procede de dos derivaciones latinas: e-du-care, que significa ir conduciendo de un sitio a otro; y e-ducere, que quiere decir extraer, sacar hacia fuera loque hay dentro. Una y otra apuntan en la misma dirección.

parejas luis lozano

Educar es aquella operación que se lleva a cabo con alguien y que tiende a la realización más completa de la persona. Esto se produce mediante un progreso gradual y ascendente. Toda educación del tipo que sea necesita tiempo. O dicho de otro modo; es necesari que vaya asimilando paulatinamente todo lo que de palabra y obra ha ido llegando hasta él. Acumulación de contenidos intelectuales, afectivos y técnicos que se aprietan en una síntesis que debe ser realizada por el educador.

Resumiendo: educar es promover el desarrollo de una persona para que alcance un cierto nivel de conocimientos teóricos, que le lleven poco a poco a una actitud práctica que le conduzca a su mayor bien posible. Vemos que consta ésta de una dimensión teórica y de otra práctica . Toda educación es como una labor de orfebrería: labrar a golpe de martillo y de cincel, para sacar del material  con que se cuenta lo mejor.

La educación debe estar presente a todo lo largo de la vida; pero la educación integral tiene su punto de partida en la infancia y en la adolescencia.

¿Cuáles son los principales elementos de la educación?: podemos resumirlos así: el primer lugar el tema específico de que se trate (hay educación física, psicológica, artística, para el tenis, el golf, el inglés, las artes marciales y un larguísimo etcétera); después está la figura del educador que tendrá una enorme trascendencia, la motivación que se ponga en juego, el amor con que se enseñe esa materia y la disciplina que será necesaria para que ésta se vaya consolidando y no sea flor de un día. Enseguida entraremos en cada uno de ellos.

La educación sexual consiste en la consecución de un conocimiento adecuado de lo que es la sexualidad, que va desde su desarrollo hasta la culminación del encuentro físico entre un hombre y una mujer, que apunta hacia la madurez psicológica y la plenitud de la persona, en el marco de lo que debe ser la dignidad humana. Ese conocimiento no descuida ningún aspecto del hombre: va de la anatomía al plano físico, de los aspectos psicológicos a los sociales y culturales, pasando por el terreno espiritual y el entorno en donde ésta se desarrolla o las etapas evolutivas que ésta va a tener. Educación plena, completa, integral. Allí quedan convocados todos sus ingredientes.

La gran tarea del educador es proponer unos fines concretos, haciéndolos sugerentes y atractivos, aunque en un principio sean costosos y se presenten como una cuesta empinada. Todo lo grande del hombre, es hijo del esfuerzo y la renuncia.

El éxito de la educación consiste en proporcionar un conocimiento equilibrado de uno mismo y de la realidad, promoviendo una adecuada jerarquía de valores. La educación sexual fracasa cuando sólo es información técnica y cuando hay un claro desajuste o una falta de armonía en lo que se enseña. No hay verdadero progreso humano si éste no se realiza con un fondo moral.

Por tanto, una buena educación de la sexualidad se dirige a conocer y disponer adecuadamente de la propia vida sexual, siendo capaz de pilotarla hacia el mejor desarrollo personal. Su meta es la integración de estas tendencias en una personalidad cada vez más madura, de modo que todos los impulsos sexuales se encaucen de forma ordenada y enriquecedora.

A los niños hay que iniciarlos a medida que avanza su edad. Son explicaciones sencillas y conformes a su psicología, pero sin falsear la verdad. Sabiendo servirla como algo normal, natural, positivo.

 

parejas luis lozano

Fuente:

Periódico la Tribuna

Página Web:

http://ieip.es/wp-content/uploads/2016/09/educacion-de-los-sentimientos.pdf

 

La mujer de la ventana | A.J. Finn

La mujer de la ventana | A.J. Finn

Libro del Mes  |   Mayo 2018

Una mujer sola y vulnerable, recluida en su casa, ve desde la ventana algo que no debería haber visto. Pero nadie la cree“.

Al terminar “La mujer en la ventana” del americano A. J. Finn. Me ha tragado. Ella a mí, no yo a la novela. Sus 537 páginas me han engullido de forma inmisericorde, cual chacal con su presa. Escritura brillante, amenísima, investida de agilidad, de sencillez y encauzada con excelente tino en los sinuosos diques de la intriga. Jamás roza la crueldad o el miedo, aunque mis ojos —qué le voy a hacer— han montado guardia alrededor de mi aposento y, de vez en cuando, se me ha escapado una mirada furtiva de parte a parte. La escritura de A. J. Finn me ha enamorado. Funde estilo, misterio y entretenimiento.

Decir que es una historia de suspense es decir poco. Una empieza a leer y siente un secuestro fulminante por una mujer que padece agorafobia en estado grave. Es probable que dentro de unos años, el nombre de A.J. Finn quede vinculado, en la historia de la literatura, al de la protagonista de esta novela: Anna Fox. Con ella ha creado un personaje absolutamente magnético y extraordinariamente misterioso.

Madre separada de una niña de ocho años, psicóloga infantil que vive recluida en su casa de Harlem. Su trastorno mental la incapacita para salir. A través del teléfono, la voz de su ex marido (Ed) y la de su hija (Vivvy, o simplemente, Viv) la mantiene ligada a la vida. Apoltronada en el colchón jadeante del tiempo, las horas se le hacen eternas y cuando el tedio afila sus colmillos, participa en un foro de ajedrez, entra en algún chat de internet, o disfruta de una película clásica de cine negro, siempre, con un vaso del mejor tinto en la mano. El vino —ya lo dijo el bueno de Bernard Shaw— es la mejor anestesia para soportar las intervenciones de la vida. Con fármacos, soledad y alcohol, el cóctel para el desastre está servido. Basta agitarlo, no mezclarlo —que diría Bond—, y esperar el efecto que produce su ingesta.

 

 

La casa de Anna es grande y sus ingresos pequeños. Así que decide compartirla con David, un inquilino guapísimo con aspecto de hombre duro, a quien brinda hospedaje en el sótano a trueque de colaborar en el mantenimiento de la vivienda.

Como hiciera el mismísimo James Stewart en la mítica película de Hitchcock, la única forma que tiene Anna de intervenir en los acontecimientos es contemplar los hechos desde la ventana. Con el zoom de la observación y la precisión de su Nikon, no pierde detalle de cuanto sucede en las casas de sus vecinos. Vecinos que no tienen nada de particular, excepto que están justamente enfrente y se cuelan en su vida para trastocarla del todo. A fuerza de ver demasiado y de observar demasiado, Anna es una vecina que sabe demasiado (de nuevo guiño al Hitchcock de “El hombre que sabía demasiado”).

Un día, arrellanada en su sofá, ve cómo su vecina es apuñalada —nuevo guiño al maestro con el recuerdo de la ventana más indiscreta del cine—. Poco sabe de ella, excepto que tiene nombre de sex symbol (Jane Russell) y una vida familiar desafiante. La escena fatídica se convierte en una obsesión para ella, en una angustiosa pesadilla que se apodera de su vigilia como embriagadora lengua de fuego, y de la nuestra, naturalmente, mientras deambulamos por los capítulos.

Lo que tiene de excepcional “La mujer en la ventana” es la construcción de la trama. Se me antoja fabulosa, y el cierre, redondo. Eso sí, hasta llegar al broche final, es una apisonadora. Nos atropella. Narrativamente, es perfecta. En este debut de la novela negra, el americano demuestra un estilo pulidísimo. Para atenazarnos la yugular, no necesita ni muchos personajes, ni mucho diálogo, ni mucha acción. Su única arma es la tensión psicológica, una tensión que se pega a nuestros pies cuando pisamos el felpudo de la vivienda de esta agorafóbica, que nos hace sentir descalzos cuando entramos en su casa, y cuya gelidez no abandonamos hasta llegar a la última palabra de la última página. La tensión psicológica es de gran escritor, insisto. Manejada a su antojo, dosificada como el mejor thriller.

Novela francamente muy recomendable. Con un gozoso secuestro y un homenaje al mejor cine noir, estas páginas empapelarán el tiempo de quien la escoja con afán de encontrar evasión y entretenimiento. El autor sabe bien cómo robar el aliento del lector sin brusquedad, soltando el sedal de la intriga poco a poco, que es, seguramente, como se roba con éxito.

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Las claves del éxito de Bimbo, según Lorenzo Servitje

Las claves del éxito de Bimbo, según Lorenzo Servitje

El 3 de febrero de 2017, a los 98 años de edad, murió el empresario Lorenzo Servitje Sendra.

Y a un año de su muerte, la cuenta oficial de Bimbo, compartió con sus seguidores la receta del éxito de la empresa, de acuerdo con su fundador.

Estas son las 13 claves del éxito de la empresa que ha dejado un legado en los mexicanos, desde hace 72 años:

  1. Crear una empresa, no un simple negocio
  2. Haber pugnado por una empresa plenamente humana
  3. Buena competencia técnica
  4. Con la calidad y la frescura no se juega
  5. Visión de largo plazo
  6. Crecer, crecer. Lo que no avanza, retrocede
  7. Reinversión continua
  8. Austeridad. No lujos
  9. El cliente es el jefe
  10. Formación de jefes y directivos
  11. Trabajar, trabajar, trabajar
  12. Tener sistemas y manuales para la operación
  13. ¡Y mucha suerte!

¿Quién fue Lorenzo Servitje?

Don Lorenzo Servitje Sendra cursó sus estudios universitarios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde se graduó como contador público.

En 1945 Don Lorenzo, junto con Jaime Jorba, Jaime Sendra, Alfonso Velasco y José T. Mata, fundaron Panificación Bimbo, dedicada a la fabricación de pan de caja.  Fue su primer Gerente de 1945 a 1963. Fue Director y Presidente de Grupo Bimbo SA de CV de 1936 a 1981, dedicándose desde entonces y hasta 1994 a continuar sus labores como Presidente del Consejo de Administración.

Desde 1965 ha ocupado numerosos cargos en distintas instituciones a nivel nacional, entre los cuales se incluye vicepresidente de la Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México (1965) y del Consejo Coordinador Empresarial (1982-85) y presidente del Consejo Nacional de la Publicidad (1986-87) y de la Comisión de Estudios Sociales del Consejo Coordinador Empresarial (1986-92), entre otros.

Fuente:

Forbes

URL:

http://www.forbes.com.mx/10-consejos-de-warren-buffett-sobre-la-vida-y-los-negoci

La historia de nadie | Charles Dickens

La historia de nadie | Charles Dickens

Vivía en la orilla de un enorme río, ancho y profundo, que se deslizaba silencioso y constante hasta un vasto océano desconocido. Fluía así, desde el Génesis. Su curso se alteró algunas veces, al volcarse sobre nuevos canales, dejando el antiguo lecho, seco y estéril; pero jamás sobrepasó su cauce, y seguirá siempre fluyendo hasta la eternidad.

Nada podía progresar, dado su corriente impetuosa e insondable. Ningún ser viviente, ni flores, ni hojas, ni la menor partícula de cosa animada o sin vida volvía jamás del océano desconocido. La corriente del río oponía enérgica resistencia, y el curso de un río jamás se detiene, aun cuando la tierra cese en sus revoluciones alrededor del sol.

Vivía en un paraje bullicioso, y trabajaba intensamente para poder subsistir. No tenía esperanza de ser alguna vez lo suficientemente rico como para descansar durante un mes, pero aun así, estaba contento, tenía a Dios por testigo y no le faltaba voluntad para cumplir sus pesadas tareas. Pertenecía a una inmensa familia, cuyos miembros debían ganarse el sustento por sí mismos con la diaria tarea, prolongada desde el amanecer hasta entrada la noche. No tenía otra perspectiva ni jamás había pensado en ella.

En la vecindad donde residía se oían constantes ruidos de trompetas y tambores, pero no le concernían en absoluto. Esos golpes y tumultos procedían de la familia Bigwig, cuya extraña conducta no dejaba de admirar. Ellos exponían ante la puerta de su vivienda las más raras estatuas de hierro, mármol y bronce y oscurecían la casa con las patas y colas de toscas imágenes de caballos. Si se les preguntaba el significado de todo eso, sonreían con su rudeza habitual y continuaban su ardua tarea.

La familia Bigwig (compuesta por los personajes más importantes de los alrededores, y los más turbulentos también) tomó a su cargo la misión de evitar que pensara por sí mismo, manejándolo y dirigiendo sus asuntos. “Porque, verdaderamente -decía él-, carezco del tiempo suficiente, y si son tan buenos al cuidarme, a cambio del dinero que les pagaré -pues la situación monetaria de dicha familia no estaba por encima de la suya-, estaré aliviado y muy agradecido al considerar que ustedes entienden más que yo.” Aquí continuaban los golpes y tumultos, y las extrañas imágenes de caballos ante las cuales se esperaba debía arrodillarse y adorar.

-No comprendo nada de eso -dijo, frotándose confuso la frente arrugada-. Debe tener un significado seguramente, que yo no alcanzo a descubrirlo.

-Eso significa -contestó la familia, sospechando lo que quería decir- honor y gloria en lo más alto, para el mayor mérito.

-¡Oh! -respondió él, y quedó satisfecho.

Pero cuando miró hacia las imágenes de hierro, mármol y bronce, no encontró ningún compatriota suyo de valor. No pudo descubrir ni uno de los hombres cuyo saber lo rescató a él y a sus hijos de una enfermedad terrible, cuyo arrojo elevó a sus antepasados de la condición de siervos, cuya sabia imaginación abrió una existencia nueva y elevada a los más humildes, cuya habilidad llenó de infinitas maravillas el mundo del hombre trabajador. En cambio descubrió a otros acerca de los cuales no había escuchado jamás nada bueno, y otros más, aún, sobre quienes sabía que pesaban muchas maldades.

-¡Jum! -se dijo para sí-. No lo entiendo del todo.

De modo que se fue a su casa y se sentó junto a la lumbre, para no pensar más en ello.

En este tiempo no había lumbre en su chimenea, cruzada por surcos ennegrecidos; a pesar de ello, era su lugar favorito. Su mujer tenía las manos endurecidas por el trabajo constante, y había envejecido antes de tiempo, pero aun así la amaba mucho. Sus hijos, detenidos en el crecimiento, exhibían señales de una alimentación deficiente; pero se notaba belleza en sus ojos. Por sobre todas las cosas, existía en el alma de ese hombre el ardiente deseo de instruir a sus hijos. “Si algunas veces resulté engañado -decía- por falta de saber, al menos que ellos aprendan para evitar mis errores. Si es duro para mí recoger la cosecha de placer y sabiduría acumulada en los libros, que a ellos les resulte fácil.”

Pero la familia Bigwig estalló en violentas discusiones acerca de lo que era legítimo enseñar a los hijos de ese hombre. Algunos miembros insistían en que determinados asuntos eran primordiales e indispensables, y la familia se separó en distintas facciones, escribió panfletos, convocó a sesiones, pronunció discursos, se acorralaron unos a otros en tribunales laicos y cortes eclesiásticas, se arrojaron barro, cruzaron las espaldas y cayeron en abierta pugna e incomprensible rencor. Mientras tanto, este hombre contempló al demonio de la ignorancia irguiéndose y arrastrando consigo a sus hijos. Vio a su hija convertida en una prostituta andrajosa, a su hijo embrutecerse en los senderos de baja sensualidad, hasta llegar a la brutalidad y al crimen; la naciente luz de la inteligencia en los ojos de sus hijos pequeños cambiaba hasta convertirse en astucia y sospechas, a tal punto que los hubiera preferido imbéciles.

-Tampoco soy capaz de entenderlo -dijo entonces-; pero creo que no puede justificarse. ¡No! ¡Por el cielo nublado que me ampara, protesto y me reconozco culpable!

Tranquilizado nuevamente (porque sus pasiones eran por lo común de escasa duración y su natural bondadoso), miró a su alrededor, en los domingos y feriados, y notó cuánta monotonía y fastidio existía por doquier; cuánta embriaguez surgía de allí, con su séquito de ruindades. Entonces recurrió a la familia Bigwig, diciendo:

-Somos gente trabajadora, y sospecho que la gente trabajadora, de cualquier condición, necesita refrigerio mental y distracciones. Vean las condiciones en que caemos cuando descansamos sin ellas. ¡Vengan! ¡Distráiganme inocentemente, muéstrenme alguna cosa, denme una escapatoria!

Pero la familia Bigwig se alborotó.

Cuando varias voces pudieron escucharse, se le propuso enseñar las maravillas del mundo, las grandezas de la creación, los notables cambios del tiempo, la obra de la naturaleza y las bellezas del arte en cualquier período de su vida y cuanto pudiera contemplarlas. Esto originó entre los miembros de la familia Bigwig tanto desorden y desvarío, tantos tribunales y peticiones, tantos reclamos y memoriales, tantas mutuas ofensas, una ráfaga tan intensa de debates parlamentarios donde el “no me atrevo” seguía al “lo haría si pudiera”, que dejaron al pobre hombre estupefacto, mirando extraviado a su alrededor.

-Yo he provocado esto -se dijo, y se tapó aterrorizado los oídos-. Sólo intento hacer una pregunta inocente, surgida de mi experiencia familiar y del saber común de todo hombre que desea abrir los ojos. No lo entiendo y no soy comprendido. ¿Qué surgiría de semejante estado de cosas?

Inclinado sobre su trabajo, se repetía con frecuencia esta pregunta cuando comenzó a extenderse la noticia de una peste que había aparecido entre los trabajadores, provocando muertes a millares. Al mirar a su alrededor, pronto descubrió que la noticia era cierta. Los moribundos y los muertos se mezclaban en las casas estrechas y sucias en que vivieron. Nuevos venenos se filtraban en la atmósfera siempre triste, siempre nauseabunda. Los fuertes y los débiles, la ancianidad y la infancia, el padre y la madre, todos eran derribados a la par.

¿Qué medios de escape poseía? Quedose allí y vio morir a aquellos a quienes más amaba. Un benévolo predicador vino hacia él, tratando de decir algunas plegarias con las cuales calmar su corazón entristecido, pero él replicó:

-¡Bah! ¿Qué eficacia posees, misionero, al acercarte a mí, a un hombre condenado a vivir en este lugar hediondo, donde cada sentimiento que se demuestra se convierte en un tormento y donde cada minuto de mis días contados es una nueva palada de lodo agregada a la pila que me oprime? Pero denme el fugaz resplandor del cielo por medio del aire y la luz; denme agua pura, ayúdenme a mantenerme aseado; iluminen esta atmósfera pesada y esta vida oscura en la que nuestros espíritus se hunden y que nos convierten en las criaturas indiferentes y endurecidas que tan a menudo contemplan; gentil y bondadosamente lleven los cadáveres de aquellos que murieron fuera de esta mísera habitación, donde ya nos hemos familiarizado en tal forma con el terrible cambio que, para nosotros, hasta ha perdido su santidad, y, maestro, oiré entonces, nadie mejor que tú lo sabes cuán voluntariamente, a Aquel cuyo pensamiento estaba siempre con los pobres y que compadecía todas las miserias humanas.

Estaba ya de nuevo en su trabajo, triste y solitario, cuando el amo apareció y permaneció a su lado, vestido de negro. También él había sufrido mucho. Su joven esposa, su esposa tan bella y tan buena, había muerto, llevando consigo su único hijo.

-¡Señor! Es muy duro de sobrellevar, lo sé, pero consuélate. Yo trataré de aliviarte en lo posible.

El patrón le agradeció desde el fondo de su corazón, pero contestó:

-¡Oh, trabajadores! La calamidad comenzó entre ustedes. Si hubieran vivido en forma más saludable yo no sería el viudo desconsolado del presente.

-Señor -replicó el trabajador, moviendo la cabeza-, he comenzado a comprender hasta cierto punto que la mayor parte de las calamidades provendrán de nosotros, como provino esta, y que nada se detendrá ante nuestras pobres puertas mientras no nos unamos a aquella gran familia pendenciera, para hacer las cosas que deben hacerse. No podemos vivir sana y decentemente hasta que aquellos que se comprometieron a dirigirnos nos proporcionen los medios. No podemos ser instruidos hasta que no nos enseñen; no podremos divertirnos razonablemente hasta que ellos no nos procuren diversiones; sólo podremos creer en falsos dioses, en nuestros hogares, mientras ellos ensalzan a muchos de los suyos en todos los lugares públicos. Las malas consecuencias de una educación imperfecta, de una indiferencia peligrosa, de inhumanas restricciones; y el rechazo absoluto de cualquier goce, todo procederá de nosotros y nada se detendrá. Se extenderán en todas direcciones. Siempre sucede así, al igual que con la peste. Esto entiendo yo, al menos.

Pero el amo respondió:

-¡Oh, ustedes, trabajadores! ¡Cuán raramente se dirigen a nosotros, si no es por algún motivo de queja!

-Señor -replicó-. No soy nadie y tengo escasas posibilidades de ser escuchado, o tal vez no desee ser oído, excepto cuando existe alguna queja. Pero ella nunca tiene origen en mí, y nunca puede terminar conmigo. Tan seguro como la muerte que desciende hasta mí para hundirme.

Había tanta razón en lo que decía, que la familia Bigwig llegó a notificarse y, terriblemente asustada por la reciente catástrofe, resolvió unirse a él para hacer las cosas con más justicia, en todo caso, hasta donde esas mismas cosas estuvieran asociadas con la inmediata prevención, humanamente hablando, de una nueva peste. Pero en cuanto desapareció el temor, cosa que sucedió muy pronto, se reanudaron las mutuas querellas y no se hizo nada. En consecuencia, la desdicha volvió a reaparecer, rugió como antes, se extendió como antes, vengativamente hacia arriba, arrastrando un gran número de descontentos. Pero ni un solo hombre entre ellos quiso admitir, aun en el más ínfimo grado, ser uno de los culpables.

Por consiguiente, siguiose viviendo y muriendo en igual forma, y esto es lo primordial en la Historia de Nadie.

¿No tiene nombre?, preguntarán. Tal vez se llama Legión. Importa poco cuál sea su nombre verdadero.

Si han estado en los pueblos belgas, cerca del campo de Waterloo, habrán visto en alguna iglesia pequeña y silenciosa el monumento erigido por fieles compañeros de armas a la memoria del coronel A., del mayor B., de los capitanes C, D y E, de los subtenientes F y G, alféreces H, 1 y J, de siete oficiales y ciento treinta soldados que cayeron en el cumplimiento de su deber en un día memorable. La Historia de Nadie es la historia de los soldados anónimos de la tierra. Ellos tomaron parte en la batalla, les corresponde parte de la victoria; cayeron y no dejaron su nombre más que en conjunto. La marcha del más orgulloso de nosotros se encauza en el sendero polvoriento que ellos atravesaron. ¡Oh! Pensemos en ellos este año, ante el fuego de Navidad, y no los olvidemos después que este se haya extinguido.

FIN

Lorenzo Servitje su vida

Lorenzo Servitje su vida

El trabajo profesional, la empresa, la innovación, el mundo de los negocios es un camino muy difícil para todos, es por ello que la capacidad de Lorenzo Servitje para llevar a una empresa como lo es Bimbo hasta los más grandes caminos del éxito es digno de admiración.

He aquí un documental sobre su vida que nos dan la oportunidad de ver un poco más sobre su obra en vida:

7 datos que muestran la desigualdad extrema en México

7 datos que muestran la desigualdad extrema en México

Oxfam lanzó en México la campaña IGUALES, el cual busca que el gobierno limite la influencia de las élites y buscar revertir la desigualdad social, de género y económica.

México es la economía número 14 en el mundo en cuanto a tamaño, pero 45 millones de mexicanos viven en la pobreza, lo que tiene sumergido al país en un círculo vicioso de desigualdad, bajo crecimiento y pobreza.

Esta es una de las conclusiones del estudio Desigualdad Extrema en México. Concentración del Poder Económico y Político, presentado hoy por la organización no gubernamental Oxfam México.

Gerardo Esquivel, economista por la UNAM y el Colegio de México y autor del informe, indicó que “México está dentro del 25% de los países con mayores niveles de desigualdad en el mundo y es uno de los dos países más desiguales de la OCDE”, por lo que la desigualdad extrema en el país debe ser debatido por razones éticas, morales, económicas y políticas.

Oxfam lanzó en México la campaña IGUALES, el cual busca que el gobierno limite la influencia de las élites y buscar revertir la desigualdad social, de género y económica.

“Vemos con preocupación la excesiva influencia de los poderes económicos privados en la política pública, y es alarmante observar la interferencia que esto implica para el ejercicio de los derechos ciudadanos”, dijo la directora de Oxfam México, Consuelo López-Zuriaga.

Pese a que existen pocas bases de información para medir y contrastar la desigualdad en México respecto a otros países, hay siete datos, que pueden ser causa y a la vez consecuencia de la desigualdad, y muestran el tamaño del problema:

1. El 1% de la población recibe 21% de ingresos de todo el país. Comparado 23 países, México muestra el mayor nivel de concentración de ingreso; al 1% de la población más rica le toca el 21% del ingreso total, según el estudio de Oxfam.

2. Los ricos se hacen más ricos. La riqueza de los cuatro mexicanos más acaudalados Carlos Slim (77,000 millones de dólares), Germán Larrea (13,900 mdd), Alberto Baillères (10,400 mdd) y Ricardo Salinas Pliego (8,000) asciende al 9.5% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.  En 2002, la fortuna de estos cuatro sólo representaba sólo 2% del PIB, mientras que el número de mexicanos multimillonarios no ha crecido en los últimos años. Mientras que de 1996 a 2014, el PIB per cápita sólo ha tenido un crecimiento de 1% a tasa anual.

3. Sectores privilegiados. “La falta de competencia económica y un débil marco regulatorio constituyen el escenario ideal para el abuso por parte de empresas con un cierto poder monopólico u oligopólico”, señala el estudio de Oxfam, que pone como ejemplo el caso de Carlos Slim en telecomunicaciones y de otros empresarios en el sector minero, que gozaron de concesiones y privilegios.

4. Régimen fiscal favorable a los más ricos. “La estructura fiscal en México está mucho más orientada a gravar el consumo que el ingreso personal o empresarial”, indicó el informe al recordar que los impuestos al consumo son regresivos y afectan a quienes menos tienen.

“En una economía tan desigual como la mexicana, esto significa que los hogares pobres pueden terminar pagando, en forma de impuestos, más que los hogares ricos, a pesar de las exenciones en algunos productos”.

5. La población indígena es 4 veces más pobre. “Mientras que el 38% de la población hablante indígena vive en pobreza extrema, el porcentaje correspondiente para la población total es inferior al 10%. Esto implica que la tasa de pobreza extrema para la población hablante indígena es casi 4 veces más alta que la de la población en general”, indicó el informe.

6. La educación pública Vs. la privada. Mientras que el pago de colegiaturas y transportación a escuelas privadas es deducible de impuestos, el 48% de las escuelas públicas carecen de acceso a drenaje, 31% carecen de acceso a agua potable, 12.8% no cuenta con baños o sanitarios y 11.2% no tienen acceso a energía eléctrica. Por otro lado, en 61.2% de ellas, los alumnos no cuentan con acceso a un equipo de cómputo que sirva y 80% de los estudiantes no tiene internet, lo que pone a los alumnos en clara desventaja con los de escuelas privadas.

7. Violencia a causa de la marginación. Aunque suele asociarse el incremento de la violencia en varias regiones del país por la ‘guerra’ emprendida desde 2006 por el presidente Felipe Calderón contra los cárteles de la droga, los niveles de actividad criminal y de homicidios en México se asocian de manera significativa con bajos niveles de educación entre los jóvenes y con altas tasas de desempleo juvenil.

Esto resulta aún más claro en las zonas urbanas, en donde la concentración de jóvenes con pocas oportunidades de estudiar o trabajar suelen traducirse en mayores niveles de violencia y criminalidad.