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Los niños y la pobreza

Los niños y la pobreza

Actualmente muere un niño cada 3 segundos a causa de la pobreza, lo que significa que mueren unos 30.000 niños diariamente. Los niños son las primeras víctimas de la pobreza, siendo ésta la principal causa de la violación de sus derechos.

Definición de pobreza infantil

En general, la pobreza se define como “un estado de existencia en el cual una persona no tiene cubiertas las necesidades básicas para vivir”. Una persona pobre “carece de lo que necesita”, y un menor pobre es “un niño o niña a quien le falta lo necesario para sobrevivir”.

Desde una perspectiva económica, se puede definir la pobreza de dos maneras:

  •  Pobreza absoluta: Los ingresos son insuficientes para mantener las necesidades físicas de un individuo.
  • Pobreza relativa: Los ingresos de un individuo son inferiores a los de otros miembros de la comunidad.

Es importante resaltar que la definición económica de pobreza está invariablemente ligada a la riqueza monetaria.

Sin embargo, no se le puede definir simplemente en términos materiales, también se debe tomar en cuenta la “habilidad de una persona para utilizar los recursos que tiene”.(1)

Más allá de la dimensión económica, la pobreza afecta a otros derechos fundamentales. La dignidad y la autoestima de una persona también se ven afectadas y la pobreza impide el ejercicio de las libertades individuales; es una amenaza para la seguridad de la propia existencia (ausencia de ingresos y de acceso a una vivienda, a la atención sanitaria y a la justicia) y socava el desarrollo personal general (intelectual, cultural, familiar y social).(2)

En cuanto a la niñez, la definición de pobreza no debe limitarse a una consideración de recursos financieros insuficientes. De hecho, los niños que sufren la pobreza también se ven privados de sus derechos fundamentales y de sus perspectivas de futuro.

La pobreza le impide a un niño sobrevivir y le dificulta todos los aspectos de su desarrollo, ya sea físico, mental, emocional, cultural, social, familiar o espiritual.

El impacto de la pobreza es tan grande que se podría considerar, sin duda alguna, como la principal causa de la violación de los derechos infantiles.

Causas de la pobreza infantil

Los niños pobres suelen haber nacido ya en un entorno de pobreza. “La pobreza engendra pobreza y crea un círculo vicioso” (3). Un niño vive en la pobreza porque su familia y/o su país la sufren.

Históricamente, todas las naciones han tenido que hacerle frente en algún momento al problema de la miseria y la pobreza. Hoy en día, la pobreza extrema afecta a más de mil millones de seres humanos alrededor del mundo.

La pobreza va en descenso, pero los esfuerzos por combatirla son todavía insuficientes. Sin embargo, no es un sueño poco realista. Existen soluciones, lo que falta es voluntad política real de una parte del mundo.

Consecuencia de la pobreza infantil

Las consecuencias de la pobreza infantil son devastadoras. Actualmente, la pobreza mata a un niño cada tres segundos.

La pobreza priva a los niños del derecho fundamental a la vida. Además, les priva de la oportunidad de tener una educación y les impide tener acceso a atención sanitaria, agua potable, alimentación, refugio, seguridad y protección, información, etc.

De este modo, la pobreza es una verdadera amenaza para la infancia y viola los Derechos del Niño sistemáticamente tal y como se definen en la Convención sobre los Derechos del Niño.

Cómo poner fin a la pobreza infantil

Se llegaría muy lejos en la lucha por vencer la pobreza si se respetasen los compromisos adquiridos por los Estados para implementar los derechos fundamentales, tal y como se estableció en la Convención sobre los Derechos del Niño

“Ninguna sociedad puede vencer realmente a la pobreza sin hacer todo lo posible, de forma rotunda y a largo plazo, para asegurarse de que todos sus miembros tienen el derecho y la posibilidad de recibir atención sanitaria básica, comida nutritiva y una educación decente”.(4)

Para respetar los derechos de la infancia, es imprescindible que la pobreza extrema sea erradicada a nivel mundial.

La comunicación en la pareja.

La comunicación en la pareja.

La comunicación en la pareja determina, no solo la calidad de la relación, sino que, también,una parte importante en nuestra calidad de vida.

“Recuerde que no basta con decir una cosa correcta en el lugar correcto, es mejor todavía pensar en no decir algo incorrecto en un momento tentador.” Benjamín Franklin. (Político, científico e inventor estadounidense).

 


Bases de una buena comunicación.

Comunicarnos significa intercambiar mensajes con otra persona o personas, con la intención de conectarnos con ellas y compartir (dar y/o recibir) alguna idea, valor, emoción, meta, etc. Para ello, es indispensable que esas otras personas escuchen nuestro mensaje.

Si nosotros hablamos, pero nadie escucha, no podemos hablar realmente de comunicación, en el sentido que se le da a ésta. Podríamos suponer, que lo antes mencionado es algo que constantemente se da en la relación de pareja, pero no es así.

La mayoría de los problemas de pareja surgen por una mala comunicación o por la falta de ésta. O no se escuchan realmente uno al otro o se dejan de hablar adecuadamente, es decir, se atacan, insultan, humillan, gritan, etc. También puede suceder que eviten la comunicación como una manera de castigar al otro, ignorándolo.

Cuando iniciamos una relación de pareja, uno de nuestros principales objetivos, sobre todo en un principio, es compartir nuestros aspectos más íntimos y así, establecer un fuerte lazo de unión. Sin embargo, con frecuencia, desde los primeros momentos tendemos a cometer tres errores importantes:

    1. No nos conocemos, porque una gran parte de nuestra vida hemos actuado y pensado como la sociedad espera de nosotros, por lo que no sabemos que necesitamos y queremos de nuestra pareja y cómo pedirlo de manera adecuada.
  1. No vemos a nuestra pareja como realmente es, ya que la vemos a través de: El enamoramiento, de la imagen que nos quiere transmitir, y de lo que proyectamos (ponemos en ella, aquella parte que es de nosotros, pero que desconocemos) y
  2. Creemos que si la otra persona nos quiere, tiene que saber lo que queremos y necesitamos, para dárnoslo, sin que tengamos que pedirlo.

En los últimos dos aspectos, estamos hablando de conocer a la otra persona y permitirle que nos conozca.
No podemos establecer una buena relación si la basamos en nuestra capacidad de adivinar lo que la otra persona quiere, siente y piensa o si queremos que ella actúe de esta manera.
Por lo tanto, tan importante como preguntar, es expresar nuestros pensamientos y sobre todo, nuestros sentimientos.

Recuerda que es a través de la comunicación como conocemos a nuestra pareja, su vida, deseos, valores, inquietudes, etc. y permitimos que ella nos conozca, por lo que puede ser, también, una de las mejores herramientas para resolver muchos de nuestros problemas.

Una buena comunicación, fortalece una relación de pareja y cuando esto se da, la comunicación mejora, estableciéndose un círculo virtuoso que mejora la calidad de nuestra vida.
Para todo esto es necesario aprender a establecer un diálogo respetuoso y fluido y que vaya acompañado de una comunicación corporal congruente.

Necesitamos mantener viva nuestra comunicación, es decir, conversar todos los días, hablando sobre lo que nos interesa o lo que le interesa a nuestra pareja, animándola a que ella haga lo mismo, a pesar del cansancio y de los problemas de la vida diaria.

Para que una comunicación sea agradable, no es necesario buscar temas de gran importancia o grandes problemas, con compartir el día a día de manera adecuada, puede ser suficiente.

Es necesario entender, que cuando nosotros expresamos algo, verbal o corporalmente, la persona que recibe el mensaje va a tener una reacción o respuesta y ésta puede no ser la que esperábamos.
Esto se debe a las experiencias pasadas, valores y creencias personales, que pueden estar afectándole. Por lo tanto, es necesario hablar con claridad y preguntar todo lo que no nos quede claro.

Si tenemos un problema o deseamos quejarnos por algún motivo, es importante hacerlo, pero sin atacar al otro, utilizando el lenguaje “Yo” y evitando que la mayor parte de nuestra comunicación sean sólo quejas y lamentos.
Cuando éstos son parte constante en la comunicación de pareja, la persona que recibe las quejas tiende a evitar a su pareja, deja de escucharla o acaban discutiendo y atacándose mutuamente.

Una de las principales reglas y quizás la más importante debería de ser la de mantener siempre el respeto, tanto en relación a nuestra pareja como en cuanto a nosotros mismos.
Nunca vamos a poder mantener una buena comunicación y, sobre todo, una buena relación de pareja, si la primera está basada en insultos, humillaciones, deseos de lastimar al otro, etc.

Si estamos enojados, debemos aprender a controlar nuestro enojo y a expresarlo de manera adecuada. Recuerda que el respeto, la paciencia, empatía y tolerancia, son la base de una buena comunicación.

Existen diferentes maneras de discutir o expresar una molestia, pero enfocarse sólo en lo negativo o atacar a nuestra pareja, definitivamente no es la adecuada.
Además, para enriquecer nuestra relación siempre es importante comunicar lo positivo, sin ningún otro motivo que simplemente para reconocérselo a la otra persona.

Con frecuencia, los problemas surgen porque no sabemos escuchar y con esto no me refiero a simplemente oír.
Escuchar significa poner atención, mostrar nuestro interés, ver qué es lo que la otra persona está sintiendo y preguntarle cuando tenemos una duda o deseamos que hable más ampliamente sobre algún aspecto.

Platicar y compartir no significa que tienes hacer tuyos los valores y creencias de tu pareja, simplemente quiere decir escuchar con empatía y aceptarlos como suyos.

Uno de los problemas en la comunicación en la relación de pareja es que, por temor a iniciar un conflicto, nos quedemos callados con nuestra molestia, permitiendo que ésta vaya creciendo cada vez más, hasta que explotemos y la expresemos de una manera inadecuada y destructiva.


 

¿Qué puedes hacer?

No permitas que el cansancio y sobre todo la rutina te impidan mantener la intimidad con tu pareja, en donde puedan hablar de ustedes mismos. Esto fortalece el amor.

Si tu pareja no te da aquello que necesitas o esperas, no te enojes, díselo y ayúdale a que te conozca y te entienda.

Cuando discutas con tu pareja, mantén la calma y no te enfoques únicamente en defender tu punto de vista. Escucha con empatía lo que ella quiere decirte y trata de entender, no sólo lo que te dice, sino también lo que siente. Sin embargo, no adivines, corrobóralo con ella.

Recuerda que no siempre tienes la razón y que reconocer que estás equivocado no sólo es muestra de flexibilidad e inteligencia, sino de capacidad para mantener mejores relaciones. Sin embargo, no le des la razón a tu pareja simplemente por evitar un conflicto. Cuando lo hagas, debes de estar convencido.

Cuando tengan un problema, nunca, nunca se dejen de hablar, ya que en un principio puede ser una forma de “castigar” a tu pareja, pero después se vuelve una costumbre que sólo crea una gran distancia entre ustedes.

Cuando tu pareja te diga algo que no te guste, piensa en lo te está diciendo, antes de enojarte. Es posible que tenga razón o que haga ese comentario, no para atacarte, sino para que entiendas lo que le pasa o lo que desea.

Aprende a pedir lo que deseas, sin esconderte detrás de un falso orgullo y convence a tu pareja para que haga lo mismo.

Cuiden su tono de voz y lenguaje corporal, porque en ocasiones, es más importante cómo se dice algo, que las palabras pronunciadas.

Utiliza el sentido del humor en la comunicación con tu pareja, pero no para burlarte o reírte de ella.

Si te cuesta trabajo comunicarte verbalmente, utiliza el lenguaje corporal (besos, caricias, contacto, etc.).

En ocasiones nos enfrentamos a sentimientos o situaciones que consideramos demasiado íntimos y personales como para compartirlos. No tienes que hacerlo, a menos que esperes algo de tu pareja y ésta no te lo pueda dar si no tiene la información correcta.

Revisa la guía de comunicación, y los artículos sobre Problemas en la comunicación y Cómo mejorar nuestra comunicación.

 

Rafael Santandreu Lorite

Rafael Santandreu Lorite

Rafael Santandreu Lorite es un psicólogo y escritor español. Estudió Psicología en la Universidad de Barcelona y se especializó en diversas áreas de psicoterapia en Inglaterra e Italia. Trabajó como profesor de la Universidad Ramon Llul y como traductor de libros de psicología. Fue redactor jefe de la revista Mente Sana, junto a Jorge Bucay.

Su primer libro vio la luz en 2009, Escuela de felicidad. Y tras él, ha continuado escribiendo libros de autoayuda y superación personal como El arte de no amargarse la vida, Las gafas de la felicidad o Ser feliz en Alaska.

Además del éxito editorial, es un colaborador habitual de programas de televisión de divulgación como Para todos la 2 (TVE) y continúa con la psicoterapia.

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Angus Deaton, Nobel de Economía por su análisis de la pobreza y el bienestar

Angus Deaton, Nobel de Economía por su análisis de la pobreza y el bienestar

El matemático escocés, catedrático de la Universidad de Princeton (EE UU), es muy crítico con las políticas de austeridad.

La Academia Sueca de las Ciencias ha galardonado al británico-estadounidense Angus Deaton (Edimburgo, 1945) con el premio Nobel de Economía por “su análisis sobre el consumo, la pobreza y el bienestar”. Catedrático de la Universidad de Princeton (EE UU), matemático de formación y economista heterodoxo, Deaton destaca por su capacidad para relacionar elecciones individuales con indicadores agregados y por sus dotes a la hora de poner en contacto dos mundos que él demostró perfectamente complementarios: el de la microeconomía y el de la macroeconomía.

En la concesión del premio, quizá el más prestigioso que puede recibir un académico de la Economía, el jurado valoró la “enorme influencia” del trabajo de Deaton sobre las políticas abordadas en el estudio de la pobreza, tanto en países ricos como en economías en vías de desarrollo. “Para diseñar políticas económicas a favor del bienestar y de la reducción de la pobreza, primero debemos entender las decisiones individuales de consumo. Y él ha contribuido, más que nadie, a mejorar esta comprensión”, ha incidido los académicos.

Miembro de la prestigiosa Academia Británica, de la Academia de las Artes y de las Ciencias de Estados Unidos y presidente de la Asociación Americana de Economía, las tesis de Deaton ya merecieron en 2011 el Premio Fronteras del Conocimiento en la sección de Economía y Finanzas de la Fundación BBVA por su “fundamental” contribución a la teoría del consumo y del ahorro y a la medición del bienestar económico.

El trabajo por el que recibe el Nobel gira en torno a tres interrogantes: la distribución del gasto de los consumidores entre diferentes bienes; los patrones de gasto y el ahorro de una sociedad y la adopción de un método de análisis de la pobreza y el bienestar. Para todas estas cuestiones, Deaton ofreció una respuesta. Creó un método “flexible pero sencillo”, en palabras del jurado, para estimar cómo la demanda de un producto determinado depende del precio de todos los bienes y servicios y de los ingresos del consumidor y demostró que “el análisis de los datos individuales” de ingresos y consumo es “clave” para explicar los patrones que luego se perciben en los datos macroeconómicos.

Abiertamente heterodoxo y autoproclamado keynesiano, Deaton pertenece al grupo de economistas que más duramente han cargado contra las políticas de austeridad. En un artículo publicado en este diario en marzo de 2012, el profesor de origen escocés se empleaba a fondo contra la medicina con la que los países del sur de Europa, entre ellos España, han respondido —siempre al dictado de Bruselas— a la crisis económica y alertaba de sus efectos futuros. “Todos quisiéramos ser felices, pero una gran parte del mundo está hoy preocupada porque los programas de austeridad que muchos países padecen nos harán infelices, quizá durante bastantes años”, escribió entonces. Estas políticas, seguía Deaton, “reducen ingresos, recortan beneficios y destruyen empleos”. En los últimos años, su afilada crítica se ha centrado en otra de sus temáticas estrella: la desigualdad.

Es la segunda edición consecutiva en la que el Nobel recae en una única persona, una rareza en la historia de este premio. Donde no hay cambios es en las señas de identidad del nuevo Nobel —hombre y nacido o formado académicamente en Occidente—. Este binomio solo se ha roto en dos ocasiones en los 46 años de historia del galardón: en 1975, cuando el soviético Leonid Kantorovich compartió el cetro con el holandés Tjalling C. Koopmans, y en 2009, cuando Elinor Ostrom se convirtió en la primera mujer galardonada con el premio de la Academia sueca.