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La mexicana que alineó las estrellas para llegar a la NASA

La mexicana que alineó las estrellas para llegar a la NASA

La sinaloense Carmen Victoria Félix no es sólo una mujer que busca aportar su granito de polvo estelar para alcanzar el espacio, sino que también dedica una parte importante de su esfuerzo para alinear las estrellas a favor de otros mexicanos en un sector aeroespacial cada vez más demandante y colocar al país en la primera fila hacia la conquista del universo.

Desde temprana edad, la originaria de Culiacán descubrió su interés por las estrellas y decidió que dedicaría su vida al universo, sin embargo, México no estaba preparado para brindarle esas oportunidades y fue ella quien se encargó de generar las circunstancias necesarias para alcanzar su meta.

Con apenas 17 años, sólo con la información disponible en internet en aquel entonces y la incertidumbre de cómo estudiar lo que quería sin oferta académica en el país, Carmen juntó sus ahorros y pidió dinero a sus padres para asistir en 2002 al Congreso Internacional de Astronáutica, que se realizó en Houston, Estados Unidos. Ahí pudo platicar con el astronauta Mike Massimino, quien le ajustó la brújula para cumplir su sueño.

De esta manera Carmen optó por estudiar Ingeniería en Electrónica y Comunicaciones (IEC) en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Monterrey; carrera que curso hasta concluirla, pero que llevó de la mano con otras actividades como asistir a asociaciones o congresos, e incluso dando conferencias a primarias y secundarias sobre estos temas.

Con el título en mano, y algunos años de experiencia trabajando en AT&T y Texas Instruments, aplicó para una beca en la International Space University (ISU) y se fue a Estrasburgo, Francia, a estudiar la maestría, la cual le dio la oportunidad de alcanzar una parte de su sueño, ya que pudo ingresar a un programa de poca duración en la NASA Ames, en el Departamento de Pequeños Satélites, y sentar las bases para una mayor interacción con esta organización.

Así, en 2009 Carmen Félix era la única mexicana en la NASA y su capacidad despertó el interés de la directiva en ese entonces para buscar más mexicanos que quisieran llegar al espacio. Por ello, cuando en México ya se hablaba de la creación de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), directivos de la organización estadounidense se acercaron a la sinaloense para conocer los detalles de ese nuevo competidor, despertando e incentivando su interés por participar en los foros de consulta que realizaba el Congreso de la Unión para dar vida al organismo responsable de impulsar esta industria en México.

Promover a los jóvenes

De esta manera y compaginando sus tareas, Carmen regresó a México a compartir su experiencia en esos foros, y el resultado fue que el programa de estancias profesionales en la NASA fue el piloto para el programa que hoy tiene la AEM, esto bajo el objetivo de la sinaloense de brindar una plataforma para que más mexicanos tengan oportunidades en el sector espacial.

“Les planteé (a la directiva de la NASA) que involucráramos no sólo a universitarios, sino también a jóvenes de preparatoria, ya que pronto ellos iban a tener que elegir una carrera y nosotros necesitábamos gente que se comenzara a enfocar en carreras de ciencias y matemáticas, y que pudieran involucrarse en la futura AEM”, cuenta a Forbes México.

Así que les propuso un programa, que después fue aprobado en Washington, para enviar a cuatro estudiantes de preparatoria y un profesor responsable de ellos a una estancia corta en uno de los nueve centros de la NASA, para que se acercarán a esta industria.

“Hoy hay muchos jóvenes que se han preparado en el extranjero, y creo que es muy importante crear un programa que pueda involucrar a estos jóvenes talento para que ellos también puedan impactar en la industria mexicana”, destacó.

Pero no todo fue tan sencillo, al acercarse al gobierno mexicano para buscar el apoyo para realizar este programa a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y solicitar el apoyo para coordinarlos mediante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), para que los jóvenes viajaran ese verano; la lentitud de la burocracia obligó a Carmen a promoverlo por su cuenta y conseguir los recursos necesarios para que esta oportunidad no se perdiera, y poder llevar a cabo el proyecto.

El liderazgo se muestra con esfuerzo

Por otro lado, desde hace nueve años esta mexicana forma parte del Space Generation Advisory Council (SGAC), y por cuatro años representó a México en apoyo al programa de aplicaciones espaciales de la ONU, y aún después de esos cuatro años sigue liderando algunos proyectos para que las ideas de los jóvenes sean escuchadas por los líderes del sector.

“Para que (los estudiantes y jóvenes profesionistas) puedan aportar ideas y proponer, es necesario acercarlos, y esas ideas ya han sido aplicadas en muchos de los casos en la industria espacial, pero es muy importante darle a los jóvenes el apoyo e impulsar su crecimiento”, mencionó.

Carmen consideró que “México ha avanzado mucho” en el sector, pero ahora necesita iniciar programas de desarrollo de tecnología, encontrar e impulsar ese nicho en el que el país sea líder, en el que pueda aportar como nadie más. “Toma tiempo, pero hay que empezar”.

También es responsable de involucrar a México en la organización de los congresos de astronáutica que realiza esa asociación, y por ello fungió como directora del Congreso de la Generación Espacial (SGC) y coordinadora de varios de los eventos durante el Congreso Internacional de Astronaútica, el cual se realizó en septiembre del año pasado y para el cual se apoyó de un equipo de jóvenes, integrado por cuatro mexicanos y otros estudiantes extranjeros.

“En este Congreso de la Generación Espacial también conseguí más becas para que mexicanos pudieran asistir al mismo. Les di cartas de recomendación para que pudieran aplicar en diferentes programas, dependiendo de sus capacidades y los intereses que tuvieran”, relató.

Así, el año pasado fueron aceptados cinco jóvenes en el programa de la ISU, en Estrasburgo, en un programa de cinco semanas que se lleva a cabo en Australia. “Me dio mucho gusto tener a más mexicanos ahí”, ya que antes de ella hubo alrededor de ocho mexicanos que participaron en algunos de los programas de dicha universidad francesa, los cuales, mencionó, trabajan fuera de México pero ninguno que se haya quedado en el sector espacial.

También colabora con otras organizaciones, como la Asociación Internacional para el Avance de Seguridad Espacial (IASS), donde también ha coordinado becas para que estudiantes internacionales puedan ser aceptados para presentar trabajos en plataformas globales.

Además, formó un grupo de mexicanos con los que busca proponer eventos continuos para incrementar la oferta de estos en México para los estudiantes y profesionistas del sector; actualmente coordina el evento SpaceUp, que por primera vez vendrá a México como una de las actividades dentro de la Semana Mundial del Espacio, que se realizará del 4 al 10 de octubre en la Ciudad de México.

Misiones analógicas, un reto real en la tierra

Si bien Carmen Félix dedica hoy gran parte de su trabajo a promover la capacitación y aprendizaje de los jóvenes, también participa de manera activa en la investigación y desde hace varios años trabaja en las simulaciones, o también conocidas misiones análogas, con miras a futuros viajes a Marte.

Esta actividad, que realiza con el Austrian Space Forum (OëWF), es básicamente una prueba para determinar en un ambiente simulado cómo funcionaría todo el equipo –desde el traje espacial hasta un rover, y la preparación psicológica del tripulante ante determinadas circunstancias– en una misión real, y conocer el impacto a futuro en un viaje real.

En 2011 participó con el OëWF en una simulación realizada en las minas de Río Tinto, en España, como parte del desarrollo de trajes espaciales para astronautas, los cuales deben tener ciertas características y ser sometidos a ciertas pruebas para determinar su funcionalidad, como la gravedad o su flexibilidad en un entorno similar al del planeta rojo, por ejemplo.

En 2013 participó en una simulación un viaje a Marte, con una tripulación en el desierto de Utah como Marte, otra en Tierra, como Control de Mission (Innsbruck), y donde pudo participar como CapCom (capitán de comunicación), quien es la única persona del centro de control que puede interactuar con los astronautas.

En el 2016, Carmen participó con el Mars Society en otra misión siendo parte de la tripulación que simulaba estar en el planeta rojo, en las instalaciones del Mars Desert Research Station, en Utah.

Hoy coordina una nueva simulación que se realizará próximamente en Polonia y supervisará una nueva misión análoga a Marte, a finales de julio y principios de agosto, con el respaldo del SGAC y en colaboración con la Agencia Espacial Europea, misión en la que espera participen ocho jóvenes mexicanos que sirvan de ejemplo para que cada vez se propongan más y más proyectos.

Fuente:

Forbes.com

URL:

https://www.forbes.com.mx/la-mexicana-que-alineo-las-estrellas-para-llegar-a-la-nasa/

El hombre light | Enrique Rojas

El hombre light | Enrique Rojas

Libro del Mes  |   Abril 2017

“El cimiento de la libertad es la verdad. Entre mayor sea nuestro entendimiento del mundo que nos rodea, mayor será nuestra libertad para actuar”

Enrique Rojas, define al hombre light como un ser sin esencia, que se rige en base a 5 características principales:

* Permisividad
Todo está permitido. No existen límites. El hombre light no tiene sus valores definidos, ya que éstos representan fronteras que moderan nuestras acciones. El respeto, la fidelidad o la honestidad, no son otra cosa más que límites que nos imponemos a nosotros mismos.

* Relativismo
Para el hombre light no existe ni bien ni el mal, ya que todo depende del enfoque con que se percibe la realidad. En otras palabras, el hombre light es un ente amoral. Un manojo de instintos y deseos sin un sentido. Al no existir una diferenciación entre lo correcto y lo incorrecto, nos sumergimos en un estado de absoluta indiferencia.

* Consumismo
Cultura del exceso. El hombre light es poseído por sus pertenencias. La meta única del hombre es tener más; sin embargo, al ser permisivo y no tener límites ni un objetivo definido claramente, su ambición nunca podrá ser satisfecha, lo que terminará por arrastrarlo a una profunda depresión.

* Materialismo
Vivimos en un mundo plástico donde todo es desechable y no existe trascendencia. Los ámbitos espirituales y culturales son ignorados; lo único que tiene un valor, es aquello que tiene un precio. El dinero es el valor más grande de todos.

 

*Hedonismo
El hombre light solo tiene interés por vivir el instante inmediato. Para él, el placer y la comodidad son sinónimos de la felicidad. El mundo gira alrededor del hombre light, y la realidad existe tan solo para satisfacer sus necesidades. El orgasmo es la mayor felicidad de todas.

El autor se inmerge en el sentido de la vida en los tiempos modernos:

Libertad es igual a verdad
“La verdad os hará libres”. El cimiento de la libertad es la verdad. Entre mayor sea nuestro entendimiento del mundo que nos rodea, mayor será nuestra libertad para actuar.
La libertad surge del entendimiento y la comprensión de la realidad.

 

La moda
Somos tan solo productos en serie. El hombre ha dejado su humanidad para convertirse en un objeto. Nos saturamos de accesorios para disimular ese vacío espiritual que no sabemos como llenar.

Sexualidad light
El hombre light, al ser hedonista, busca tan solo relaciones superficiales que se centran en el sexo. Las relaciones afectivas terminan convirtiéndose en relaciones físicas. El sexo es parte del amar, pero no es el amor en sí. El significado que se imprime en el acto sexual y los sentimientos que hay por detrás, son los que determinan al amor.

 

Televisión, mal información y desinformación
El hombre se encuentra saturado por pilas de información que no le dice nada, ya que ésta, no está enfocada en la formación del hombre ni en la educación, sino en los ratings y en lo que más venda; pura forma sin contenido.
La televisión, por otro lado, se ha convertido en la piedra angular de la cultura y diversión del hombre moderno. Nos hemos hecho dependientes de éste aparato.

 

Revistas del corazón
El hombre light, prefiere gastar su tiempo en revistas frívolas que no dejan ni aportan nada a uno, que a leer un buen libro del cuál pudiera extraer ideas y conocimientos. Somos una sociedad floja que ha perdido la voluntad, en la cuál rige la ley del mínimo esfuerzo.

Intimidad
Existen dos mundos: el mundo exterior y el mundo interior. El mundo exterior es la realidad perceptible. El mundo interior es el de la conciencia, la realidad imperceptible. El hombre light huye del mundo de la intimidad para refugiarse en el exterior, creando así un ser hueco.

La felicidad es igual a un proyecto de vida coherente
La felicidad solo se puede alcanzar a través de un proyecto de vida coherente. Hay que darle un sentido a nuestra vida; pero, no basta solo con tener un objetivo, también, hay que tener la determinación para sobreponernos a cualquier eventualidad que pudiera acaecer en el camino hacia la meta. Además, el proyecto de vida debe ser coherente, debe ser acorde con la realidad y con nuestros valores.

Autor

Enrique Rojas Montes (Granada, 1949) es un médico español catedrático de psiquiatría de la Universidad de Extremadura en excedencia. Sus trabajos de investigación se centran en dos temas: las depresiones y la ansiedad. Sus ensayos han abordado la sexualidad, las crisis conyugales y la voluntad.

 

Rojas es autor de varios libros de autoayuda, ensayo, artículos periodísticos y otros textos.

 

Una constante en su pensamiento es la búsqueda de la felicidad. Desde su punto de vista, una vida lograda exige afrontar adecuadamente algunos de los siguientes problemas que afectan a la sociedad actual: el hedonismo, la permisividad, el nihilismo, la promiscuidad sexual y el relativismo. Esta lucha se expone de forma clara en sus ensayos como El hombre lightRemedios para el desamorLos lenguajes del deseo y otros. Entre sus recientes trabajos, Adiós, depresión, aborda en un tono divulgativo el tema de los trastornos depresivos.

 

  • Premio extraordinario de Doctorado
  • Premio Conde de Cartagena de la Real Academia de Medicina de Madrid por su libro ‘Aspectos de la depresión’.

Nuestra Recomendación

El libro es un llamado de atención, al hombre moderno, a reconsiderar su escala de valores y a evaluar su conducta. Las ideas del autor, invitan al lector a volver a los “viejos” y “buenos” valores de antaño.

Concuerdo en muchos aspectos del libro con el autor, sin embargo, no estoy del todo de acuerdo, con varias de las ideas y planteamientos. A continuación, expondré mi análisis del libro, abordando todos los aspectos mencionados con anterioridad en mi compacto resumen, además de otras disertaciones que pude extraer del texto, leyendo entre líneas los espacios en blanco, por así decirlo.

En primer lugar, pienso que el libro no logra cumplir con un análisis profundo sobre los problemas y conflictos que atañen al hombre moderno; no intenta desentrañar el origen de la problemática del hombre de hoy en día, inmiscuyéndose dentro de los recovecos sociales y espirituales, sino que tan solo describe, superficial y vagamente, algunas conductas del hombre; es decir, tan solo hace un esbozo de la punta del iceberg, sin siquiera sumergirse dentro de las frías aguas de la realidad, donde se encuentra la última verdad.

Enrique Rojas ha sido galardonado con los siguientes premios:

*Premio extraordinario de Doctorado.

*Premio Conde de Cartagena de la Real Academia de Medicina de Madrid por su libro ‘Aspectos de la depresión.

 

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Antropología del matrimonio

Antropología del matrimonio

Pero ¿cuál es la fundamentación antropológica de esta oferta que la naturaleza hace a nuestra libertad y que constituye el núcleo esencial del derecho natural al matrimonio?

Toda forma de entender el amor, el consentimiento y el matrimonio parte de una forma previa de ver al hombre, pues se trata de realidades específicamente humanas. No puede haber visión alguna sobre estos conceptos que no se corresponda con alguna manera de concebir al hombre. Existe pues un modelo antropológico subyacente en la concepción canónica del matrimonio. A partir del estudio y conocimiento del hombre podemos proponernos un concepto verdadero de amor conyugal, de consentimiento y de matrimonio conforme a la naturaleza humana. La complejidad de nuestro tema no es otra que la complejidad misma de la persona.

1.5.1.- Persona y cuerpo

La antropología canónica parte de la consideración del cuerpo humano como una dimensión constitutiva de la persona. El hombre es carne, se identifica con su cuerpo y gracias a él, pues es quien es porque su cuerpo es este y no otro. El hombre no se limita a tener un cuerpo, sino que es su cuerpo. Su espíritu personal informa e impregna su materialidad haciéndola exclusivo cuerpo suyo y personal. Gracias a esta personalización de nuestra corporalidad la materia deviene en un cuerpo personal, en encarnación misma de la persona, en su más básica y primaria manifestación. El espíritu personal es nuestro principio de vida, de unidad y de orden. No puede haber en este mundo persona humana sin naturaleza humana, ni naturaleza humana viva sin persona humana. Así, la armónica integración de la persona cuerpo-espíritu resulta esencial en la acción de amar. Intentar vivir dividiendo nuestras inclinaciones biofísicas de las espirituales da lugar a crasos errores.

 

 

 

1.5.2.- Modalización sexual

Pero el cuerpo humano es un cuerpo sexuado, modalizado por la feminidad o la masculinidad. En el modelo antropológico subyacente a la expresión canónica del matrimonio la dimensión sexuada se entiende como una dimensión de la íntegra persona humana. “A la verdad en el sexo radican las notas características que constituyen a las personas como hombres y mujeres en el plano biológico, psicológico y espiritual, teniendo así mucha parte en su evolución individual  y en su inserción en la sociedad”. No se trata pues sólo de una diferencia física, biológica, ni siquiera sólo psíquica, sino como un todo en el ser personal. Así, la condición de persona se es desde y a través de la condición sexuada de la persona; desde la masculinidad o la feminidad. Cada persona lo es como varón o como mujer: se vive, se piensa, se siente, se actúa, se ama, en fin, se consciente, como varón o como mujer.

Esta modalización sexual está en el mismo fundamento de la vida humana, pues la conciencia de la identidad psicobiológica del propio sexo y de la diferencia respecto al otro sexo se complementan recíprocamente en un armónico proceso de integración, en el cual, la misma vida humana encuentra el contexto natural que la origina. ¿Qué caracteriza a esta estructura modalizada por el sexo, y qué relación tiene con el ser personal que somos?

En línea de principio, el hombre es una soledad irreductible, vive un estado radical de separación y de soledad frente al resto de los seres. El hombre es siempre él mismo y no puede fusionarse con nada ni con nadie. El hombre es siempre capaz de reconocerse como enteramente otro respecto de lo demás y de los demás.

Ahora bien, gracias a que la misma naturaleza humana existe bajo dos modalidades diversas y complementarias (varón y mujer), la condición sexuada de la persona se constituye en la vía de comunicación más radical de lo que somos y que se encuentra en el fondo de todo amor real. Todo amor es dinámica de don y acogida personales, todo amor se realiza mediante el don y la acogida de lo que somos.

Así, en la conyugalidad, el varón y la mujer, como seres personales originariamente en soledad, adquieren conciencia de estar frente a otro “yo”, una autoconciencia distinta de verse delante del resto de las cosas o de los demás vivientes. Por su cuerpo sexuado, el hombre descubre que hay dos maneras distintas, complementarias y relacionadas de ser igualmente persona humana, y ante este descubrimiento el hombre se fascina. Es descubrir la novedad de ser iguales como personas, pero diversos y complementarios por la modelización sexual; así se explica la fascinación que causa la feminidad en el varón y la masculinidad en la mujer, pues se descubre una reciprocidad natural latente, una fascinante ecoamigabilidad. Y es que, ser cuerpo parece ser una estructura más primaria que la modalización sexual masculina y femenina, nos referimos a una antecedencia no cronológica sino ontológica. La sexualidad aparece como una específica organización de la corporalidad para adecuarse y hacer posible la comunicación del espíritu, para posibilitar el don de sí y la acogida del don personal del otro en que consiste la reciprocidad de la dinámica amorosa. Vean cómo la sexualidad se nos presenta así como una estructura constitutiva de la persona, que le brinda una adecuada e íntima respuesta comunicativa al estado de soledad original del hombre, una respuesta adecuada a la problemática que, para la comunicación espiritual, plantearía la cuestión de ser sólo un cuerpo sin sexo.

¿Cuál es pues el sentido de esta doble encarnación (varón-mujer)? ¿Cuál es el destino del Eros? La respuesta aparece en el horizonte de aquella comunicación que pueda ser verdadera compañía íntima para la persona en el contexto de una reciprocidad adecuada, conforme a su propio estatuto ontológico, sexuado y personal.

Así, el cuerpo, precisamente por sexuado, hace posible una comunicación en la que él mismo es la materia que se comunica y posibilita el encuentro espiritual. La persona encuentra, en la naturaleza de su ser sexuado, la materia más íntima y suya de comunicación, alcanzando así el significado personal de la sexualidad y su finalidad conyugal, el sentido del Eros. Esta es la fundamentación antropológica de la conyugalidad como la más radical comunicación intrahumana en nuestro ecosistema personal.

Gracias a la posibilidad comunicativa que implica un cuerpo sexuado, la persona no se ve limitada a dar sólo cosas que tiene, pero que no es, sino que puede darse, destinarse y recibir en la intimidad de su propia humanidad. Así, la misma  humanidad se constituye en el fundamento de esta reciprocidad, en la naturaleza que hombre y mujer se comunican. El propio cuerpo, modalizado por la sexualidad, encuentra aquel otro modo de ser, diverso pero complementario, que permite conformarse en una sola unidad espiritual, precisamente mediante la reciprocidad del don y aceptación de sus cuerpos sexuados, diversos y complementarios, configurando una coposesión conjunta de sus corporalidades, lo que canónicamente denominamos –una caro-.

Esto nos permite concluir, que la sexualidad es el medio humano de poder ser uno mismo, en su propia naturaleza, don entero y sincero de sí mismo para el otro y viceversa. De este modo, la persona tiene en su propia carne el lugar de encuentro más íntimo para donarse a sí mismo, para destinarse y recibir el don de sí del otro, como señala Tomás Melendo “La sexualidad humana madura es, siempre, una sexualidad personalizada, singularizada: concretada en una persona particular y única”. Esta dinámica, la de ser don de sí y aceptación del otro en sí, es la dinámica radical del ser personal, la dinámica unitiva por excelencia; es, en suma, el amor real, el que es conforme con nuestro estatuto ontológico corporal y personal

Consentimiento Matrimonial: “La Persona segunda parte”

Consentimiento Matrimonial: “La Persona segunda parte”

1.4.- Naturaleza, historia y responsabilidad.

Siguiendo el pensamiento del profesor Javier Hervada, podemos considerar que para captar en su justa dimensión lo que significa el derecho natural al matrimonio y el propio consentimiento matrimonial como un acto de libertad, es preciso descubrir la trilogía integrada por el orden de la naturaleza, el orden de la historia y el papel de la responsabilidad.

1.4.1.- El Orden Natural.

Por ser el amor conyugal y el matrimonio un tipo de relación a propósito de ser hombre y de ser mujer, la consideración del matrimonio como un lugar de dimensión sexual es sencillamente esencial, es decir, el matrimonio como derecho natural, implica una dimensión específicamente sexual, por lo tanto, la consideración de la sexualidad como una realidad objetivamente natural y  humana resulta fundamental. La sexualidad constituye una estructura fundamental de la persona, forma parte de nuestro ser y nos constituye. Ser varón o ser mujer implica modos de ser persona, y desde una perspectiva dinámica, implica un proyecto que nuestra naturaleza ofrece a nuestra libertad.

La propia sexualidad humana nos permite descubrir ciertas pautas naturales contenidas en la dinámica sexual, como líneas maestras de un proyecto que el propio ecosistema humano ofrece al hombre y a la mujer. Pero lo naturalmente ofrecido no es estático, sino que constituye un principio dinámico, orientado a realizarse mediante acciones, conductas, hábitos cuyos resultados están ya naturalmente presentes como algo posible en las propias estructuras psíquicas y corpóreas de la sexualidad.

En la medida en que nuestra libertad elija opciones que sean conformes con las líneas marcadas por nuestra naturaleza, necesariamente habrá mayores probabilidades de actualizar y realizar sus posibilidades. Por el contrario, entre más optemos por fórmulas que se apartan de nuestras estructuras naturales, menos probabilidades habrá de que sus posibilidades sean efectivamente realizadas en nuestra vida, lo que necesariamente implicará nuestra no realización.

 

1.4.2.- La Historia.

La sexualidad y sus estructuras no son un sinsentido, tienen una intrínseca ordenación dinámica. Se trata de estructuras ordenadas a la realización vital de la persona. Así, la relación de amor entre un hombre y una mujer es una realidad vital, histórica, que sucede en la vida real y como una historia. Pero este proceso, por humano, está protagonizado por la libertad, en el sentido de que lo naturalmente dado y posible se ofrece a nuestra libertad para construir un proyecto de amor, pero esa libertad puede o no acoger el proyecto ofrecido por la naturaleza, o hacerlo mal o a medias.

El amor, aunque en un principio puede ser algo que nos pasa y que no necesariamente provocamos nosotros, en donde eros es el protagonista, es posteriormente asumido por nuestra libertad, conformándose en agapé, gracias a nuestra implicación personal, y en un proceso que ha de construirse en el tiempo y espacio de la vida, mediante la implicación personal del varón y la mujer, materializada en conductas, acciones concretas, hábitos que lo realicen. Son ellos quienes presiden su relación y la edifican. Sólo ellos la fundan, la perfeccionan y hasta la restauran. La historia de amor es un proceso activo de construcción, obra de la libertad y de la corresponsabilidad.

Pero ¿qué es lo ecológico en lo histórico? ¿Qué hay de naturalmente dado, de proyecto naturalmente ofrecido a nuestra libertad?

Desde el punto de vista del amor sexual, lo que la naturaleza ofrece a nuestra libertad está contenido en la orientación misma de las dinámicas sexuales.  Así, la oferta de la naturaleza, es la escena de comunión interpersonal más radical que le es posible a la naturaleza humana, la comunidad primera, la más básica. Se trata de un encuentro de los espíritus personales del hombre y la mujer posibilitado gracias a la diversidad sexual, a la ecoamigabilidad de ser varón y ser mujer en el don y acogida conyugal. Nos referimos a la unión conyugal como el tipo de unión resultante de la propia eco-dinámica sexual, de la reciprocidad ontológica de lo que somos, a su contenido de verdad, bondad y belleza. Esta comunión interpersonal, sus posibilidades y su inmensa belleza es lo ofrecido, lo obtenible.

Nos estamos refiriendo a una posibilidad real de comunicación del espíritu personal vía las dinámicas sexuales, un encuentro posible gracias a nuestra complementariedad sexual, a la reciprocidad ontológica de lo que somos como mujer y varón, encuentro que configura escenas reales de compañía íntima y biográfica, la más plena que como humanidad nos es posible. Gracias a la coposesión de nuestros cuerpos, posible por la ecoamigabilidad de nuestras encarnaduras, nuestros espíritus personales viven un encuentro real, que convierte la existencia solitaria en comunidad y coexistencia. El don y acogida de nuestra masculinidad y feminidad alcanzará mayores niveles de plenitud en la medida en que generosamente acoge la vida potencial contenida en su propia dinámica. Así, la compañía íntima y exclusiva, la coexistencia común y biográfica, la paternidad, la maternidad y la fraternidad, en fin la comunidad de la vida y del amor,  están contenidas como posibilidades dentro del ecosistema del amor sexual.

Esta visión, de las posibilidades que se derivan de la vivencia de la sexualidad conforme a sus pautas de derecho natural es la clave de comprensión del amor conyugal, y del matrimonio como realidad natural, como vocación, como institución, en fin como camino de realización personal, como oferta hecha por la naturaleza a nuestra libertad, es lo que debiera querer alcanzar el que ‘quiere casarse’, es la finalidad objetiva del derecho al matrimonio.

1.4.3.- Responsabilidad

Pero este proceso de realización no es un mero acontecer de hechos al margen de nuestra libertad, existe un plano intermedio, un punto de conexión entre lo ofrecido por nuestra naturaleza y lo históricamente realizable en nuestra vida, es el punto en que interviene nuestra libertad.

A consecuencia de esta libertad es posible que lo naturalmente ofrecido se convierta en realmente existente. Nuestra naturaleza y todas sus posibilidades de verdad, bondad y belleza se muestran a nuestra persona como aquello a lo que por naturaleza debo y puedo aspirar, como un bien apetecible y obtenible.

Esta inclinación a lo que debo y puedo ser, muestra las áreas de oportunidad de la persona. Así, gracias a esto cada uno de nosotros siempre puede esforzarse en ser mejor padre, mejor hijo, mejor hermano, mejor amigo y mejor esposo. Pero lo que debemos y podemos ser conforme a nuestras exigencias naturales, a causa de nuestra libertad, puede de hecho no llegar a ser, es decir, podemos realmente morirnos un día sin haber logrado lo que pudimos y debimos ser.

Esta situación nos muestra que hay algo natural en nosotros que está llamado a ser y que es totalmente natural y no artificial, pero algo que de hecho puede nunca llegar a ser, pues estamos en los terrenos de la libertad de la persona. Así, el amor conyugal y todo su despliegue histórico, que es el contenido objetivo del derecho natural al matrimonio y a la familia, que inexorablemente nos ofrece nuestra naturaleza, no se realizará forzosamente a causa de nuestra libertad. Tenemos que decidir, dar una respuesta, pero esta respuesta incluye la posibilidad de rechazar la oferta o de responderle mal, haciendo pésimamente lo que pudo ser óptimo. El hombre elige el sentido de su respuesta, pero no puede elegir lo que sus estructuras naturales son.

Así, en el matrimonio, el compromiso es la respuesta que vincula la entrega con su realización en el espacio y en el tiempo de nuestra vida, espacio sin el cual, la oferta asumida por la libertad no lograría realizarse ni perfeccionarse. Comprometerse es asumir conjuntamente lo que nuestra unión de amor puede y debe ser conforme con sus exigencias naturales, y con ello emprender el camino hacia su actualización y realización histórica. El compromiso termina siendo la respuesta libre del hombre y la mujer que no quieren desperdiciar su amor, sino continuarlo por su cauce natural, maximizándolo, rentabilizándolo, siendo protagonistas de una historia cuya bondad y belleza ha puesto la naturaleza en manos de su libertad.

Descubrir las posibilidades naturales contenidas en nuestras estructuras sexuales, su necesaria realización en el espacio y en el tiempo, y el papel de la libertad materializada en la corresponsabilidad de llevarlas a cabo es clave para comprender el concepto de matrimonio y consentimiento matrimonial como realidades de derecho natural.

Consentimiento Matrimonial: “La Persona primera parte”

Consentimiento Matrimonial: “La Persona primera parte”

1.- LA PERSONA

Centro y fundamento de todo orden jurídico.

1.1.- Espacio y tiempo.
Nos encontramos en el mundo y esa es una realidad que nos mide, pero también en el tiempo y por tanto sometidos y medidos por él. “La persona no es sólo un ‘alguien’, sino un ‘alguien corporal’: somos también nuestro cuerpo y por tanto nos encontramos instalados en el espacio y en el tiempo”. Digamos que el espacio y el tiempo constituyen una limitación, pero también la única posibilidad de realizarnos. Y como somos una obra negra, algo no terminado, algo que cada uno deberá concluir, hemos hacerlo imprimiendo como el artista nuestro toque personal, a través de nuestras acciones nos vamos construyendo en el tiempo de modo más o menos conforme con nuestra naturaleza y sus posibilidades. “El hombre se puede enamorar de la realidad que sale al encuentro de un modo radiante. Si entonces el hombre tiene suficiente agudeza, si no es un animal, se dice: para mí eso es imprescindible, embarco mi ser en ello. Eso es ser libre destinándose”.

 

1.2.- Vocación al amor.
El Catecismo nos recuerda que “Dios que ha creado al hombre por amor lo ha llamado también al amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano. …”  por lo que es necesario liberarnos de la trampa del egoísmo, de la ego-libertad y sus dinámicas. No somos seres solitarios, no podemos ser nosotros mismos el centro de nuestra existencia, pues nos enriquecemos del exterior y podríamos quedar atrapados en una pobreza inferior a nosotros mismos. Somos necesariamente para los demás, un ser para alguien, para otro, que no puede ser sin los demás, que no puede ser en sí mismo, sino para los demás.

Ser sociales no consiste sólo en la posibilidad de una relación inteligente con otro, es necesario encontrarse de frente con él, captar su propia naturaleza e identidad. Sólo Dios y los demás son amables, necesitamos al otro para reconocernos y para desarrollar las capacidades que no podríamos desplegar sólo por nosotros mismos, para poder expandir nuestras posibilidades de acción. Pero principalmente, necesitamos del otro para reconocer en él algo absoluto, algo que cada uno reclama para su propia dignidad, para sí mismo. Si otro no nos reconoce ¿quién nos reconocerá?  Reconocer al otro, exige tratarlo o relacionarnos con él, de modo que valoremos incondicionalmente que se trata de otro yo. Las tendencias cosificantes siempre han estado en nuestra cultura bajo formas diversas de subordinar a la persona a alguno de sus aspectos.

1.3.- Nuestras acciones y sus efectos.
Cada uno de nosotros mantiene una íntima relación con sus propias acciones, a través de ellas hace y se hace. A través de nuestras acciones respondemos a nuestras circunstancias, presidimos nuestra vida, enfrentamos lo que nos pasa y provocamos lo que hemos decidido como bueno para nosotros. Somos capaces de dar lugar a actos originales, imputables a nosotros mismos. Somos el principio y la causa de nuestras acciones, y por tanto nos son imputables como sus autores y auténticos responsables. Nuestras acciones tienen un efecto hacia el exterior y otro hacia el interior de nosotros mismos. El efecto hacia el exterior es la consecuencia de nuestra acción a través de la cual modelamos el mundo, incidimos en la realidad modificándola. Pero siempre imprimimos a la acción nuestro toque personal, una intención, una implicación en virtud de la cual la acción es propiamente nuestra, deja una huella de nosotros y en nosotros. De este modo, somos capaces de elegir diversas respuestas ante lo que nos pasa, decidir modos de relacionarnos con los demás y con nuestro entorno.

El efecto interno es aquel que se conserva en nosotros y nos construye tal y como somos en el presente. A su vez, nos proporciona control sobre el tiempo, pues a base de actuar libremente conservamos el dominio que hemos tenido sobre nuestros actos anteriores, lo que permite proyectarnos al futuro con cierto continuo biográfico, edificando nuestra historia.

Gracias a este dominio de la persona sobre sus acciones, podemos decidir cómo vamos a proyectar nuestro futuro, nos es posible preverlo, desearlo y decidir cómo vamos a integrarlo en nuestra vida, poseyéndolo y amándolo de modo anticipado, vinculándonos con nuestra propia visión y dedicando nuestros afanes en realizarlo. Esto entendemos por libertad. Anticipándonos al tiempo, abrazando el futuro en nuestro presente, trazamos en nuestra vida un camino de sentido, una visión que por ser conforme con nuestra naturaleza y sus posibilidades y por haber sido libremente elegida es auto-debida, auto-exigente.

Es un fraude, presentar a ustedes la libertad como un estado de arbitrariedad que no tiene soporte en la realidad y sus posibilidades, o bien como un permanente estado de mediocridad existencial en donde jamás eliges nada, ni prevés nada, ni proyectas tu vida en ningún sentido. La libertad de cada quien es un gran bien, pero es necesario usarla y hacerlo bien, sólo el que la usa vive realmente en libertad. Que uses tu libertad es que elijas, discriminando lo que no escogiste y adhiriéndote a construir el proyecto que sí elegiste. Ejercer tu libertad, vivir en la libertad, es conquistar en el espacio y en el tiempo de tu vida aquellos bienes que has elegido, amasado en tu corazón, aquel proyecto o visión que has decidido para ti, porque quisiste y te es posible.