Una publicidad rompedora
Bimbo, con Lorenzo a la cabeza, creció con una inteligente campaña publicitaria. Sus primeros productos fueron lanzados al mercado acompañados de una serie de historietas con las aventuras de la mascota de la compañía, el Osito Bimbo, en los principales diarios de México. También tenían un programa de radio, Revista Radiofónica Bimbo, donde versionaban canciones populares con mensajes publicitarios. En el 50, mandaron a la calle el llamado 38, un vehículo decorado con la imagen de la empresa y lleno de altavoces que promovía sus productos en pequeños pueblos. Para el 1955 ya tenía 700 trabajadores y 140 vehículos y en 1963 se reestructura por primera vez como empresa, creando una estructura corporativa.
Lorenzo, tras ser el primer gerente de la empresa, se convirtió también en primer director y presidente del grupo Bimbo hasta 1981 y después presidente del Consejo de Administración del grupo. Durante estas tres décadas, comandó el crecimiento de la empresa y la conquista del mercado internacional. Si durante los 60 y 70 se dedicó a crear y adquirir marcas como Barcel, Submarinos, Suandy, Carmel o Tortillinas y consolidó su dominio en el mercado mexicano; en los 80 sacó grupo Bimbo a la bolsa mexicana y entraron en el mercado estadounidense. A finales de esta década e inicios de los 90 el grupo abrió plantas en Guatemala, Argentina y Chile.
En 1994 dejó su puesto, que heredó tres años después uno de sus ocho hijos, Daniel Servitje Montull. Lorenzo decidió dedicarse más a cuestiones sociales, algo que le había interesado desde sus inicios. Ya muy temprano, a mediados de los 50, determinó que una parte de las ganancias de Bimbo irían a construir escuelas para infantes de bajos recursos. Fundador también de asociaciones como la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural o el Instituto Mexicano de Estudios Políticos, en 1999 le dieron el premio Tlamatini por sus aportaciones al campo de la educación. Su labor filantrópica siempre estuvo marcada desde sus profundas creencias católicas.
Con todo, su figura tiene momentos polémicos, todos recordados en el perfil que el periodista Salvador Frausto le dedicó en su libro ‘Los amos de México’. El primero fue cuando, para las elecciones de 2006, donó miles de dólares a la precandidatura de Alberto Cárdenas Jiménez, del partido conservador PAN. Le asustaba la posible llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador, sempiterno candidato de la izquierda a la presidencia de México. Finalmente ganó el PAN, pero liderado por Felipe Calderón, al que Lorenzo veía demasiado liberal.